¿Abuelos egoístas o sentido común? El dilema de nuestros mayores tiene por fin respuesta

Pero frente a ese sector de población está surgiendo otro compuesto por abuelos que empiezan a pensar en ellos y son calificados de 'egoístas'. Son aquellos que se plantean vender su casa de siempre para cambiar de estilo de vida y disfrutar del 'senior coliving' (mayores viviendo juntos), un concepto popular en países del norte de Europa y cada vez más arraigado en el nuestro.

Ángela e Ignacio tardaron dos años en encontrar el lugar que estaban buscando. Llevaban unos años jubilados y su casa se les había quedado grande, dos hijos ya independientes y, sobre todo, mucha energía y vida por delante. «Buscábamos un Colegio Mayor de la Tercera Edad- comenta divertida Ángela- y aquí lo encontramos».

La historia de este matrimonio, entre una manchega y un catalán que acaban de cumplir 54 años de casados, se repite en otras parejas o en personas que viven solas pero que, pasados los 65, sienten que les queda otra etapa maravillosa de su vida por delante y quieren exprimirla. Y el lugar en el que elegimos vivir cambia de manera radical el resultado.

Ángela, enfermera pediátrica llevaba 10 años jubilada oficialmente pero ella, insiste, -«yo no no me jubilé en el 2015, yo me jubilé el 7 de noviembre de 2024, que es el día en el que entré aquí, en El Encinar Las Arcadias. Buscábamos un Colegio Mayor de la Tercera Edad, con actividades intelectuales y físicas pero también con las necesidades básicas cubiertas, con todos los servicios. Pasada una edad necesitas preocuparte menos de lo material. Te despreocupas absolutamente de todo: ni planchar, ni lavar, ni comprar…», explica.

Su marido asiente con la cabeza mientras escucha y añade: «Yo también tengo más tiempo, por ejemplo, para dedicarme a publicar otro libro, soy economista y sigo escribiendo. Nos dedicamos a cosas que nos apetecen. Ya he podido dar hasta dos cursos en esta sala». Porque si hay algo que se fomenta en espacios como este es la suma de talentos. «Aquí hay cerebros y corazones con mucha vitalidad y mucho por ofrecer», aseguran. «Mi mujer puede dedicarse a la Asociación Española de Masaje Infantil que le apasiona. Ahora hasta puede preparar cursos. Aquí lo que más tienes es tiempo y no tienes nada por lo que preocuparte. Nada más llegar aquí, Ángela estaba recién operada de cataratas y yo agarré una neumonía, peor que el coronavirus y gracias al servicio de atención de las enfermeras nos atendieron a los dos. Esto en casa, habría sido tremendo, yo sin poder atender a mi mujer y ella sin poder moverse».

Las relaciones sociales en una organización de estas características, aseguran, se multiplican. «Un día nos levantamos y dijimos: vendemos«, y así se lanzaron a dejar su casa para cambiar de vida. «A los hijos no les dijimos nada con antelación. Solo que 'la casa está vendida'- reconoce Ángela-. A ellos les hemos dado una buena educación, una buena situación. Tocaba pensar en nosotros. Debemos ser más egoístas, aunque la palabra sea dura, pero si no pensamos en nosotros mismos no perdemos unos años preciosos de nuestras vidas».

Lo mismo hizo Manuela tras visitar el piso piloto. «Ya de entrada me encantó. Y tenía la sensación de que era lo que siempre había estado buscando». A esto se añade el factor «combatir la soledad«. «Esto es clave para disfrutar de esta edad dorada. Aquí mantengo mi independencia pero, a la vez, soy sociable cuando quiero porque aquí cuento con vecinos que me entienden y comparten mis inquietudes y necesidades -comenta Manuela-. Además, aquí pueden venir mis nietos y se pueden quedar a dormir si quieren, porque ésta es ahora mi casa. Esto es una fantasía, es idílico. Aquí solo hay ilusiones que se siembran y crecen. A mi juicio, esto no ocurre si te quedas en casa. Aquí se abren las puertas y sale a la luz lo que realmente necesitamos. Y me dije: 'me lo merezco porque yo lo valgo'«.

Este modelo de vida prolifera por todo el país. «Vivir en un apartamento con servicios es una elección, no una necesidad». Así se refiere a la fórmula conocida como senior living uno de sus usuarios, Enrique Gómez, de 84 años que reside desde hace más de seis en los apartamentos para mayores Bouco Ciutat Diagonal de la firma emeis, en Esplugues de Llobregat (Barcelona).

Estos apartamentos presentan soluciones habitacionales para quienes no necesitan el cuidado de un tercero y pueden optar a los servicios que estos complejos de apartamentos ofrecen: limpieza diaria, restaurante, peluquería, enfermería, fisioterapia, podología y capilla. Esta autonomía con servicios, al igual que en la institución anterior, es un aspecto que recalca con énfasis Enrique, para quien elegir esta opción de vivienda permite libertad, autonomía y ofrece, a la vez, tranquilidad.

Él se enteró de su existencia por una revista que ojeaba mientras esperaba la cola del cine y decidió probar, porque «llega un momento en la vida en el que hay que ser realista en cuanto al modo de vida». Hoy se muestra muy satisfecho con la decisión tomada, porque se encuentra muy cómodo en un lugar «con buen ambiente, buenas vistas y, sobre todo, con buena gente».

Algunas de estas personas fundamentales para él y otros residentes son las que trabajan en la recepción de los apartamentos, que no sólo fomentan la buena convivencia, sino que están al tanto de todo lo que los inquilinos puedan necesitar. También la educadora social, quien, coordinada por un consejo de usuarios del que él forma parte, organiza salidas, fiestas y actividades opcionales, para las que cuentan con un servicio propio de transfer que les traslada para ello a Barcelona, a tan sólo diez minutos.

Estos pequeños eventos diarios contribuyen a la creación de un entorno en el que socializar. Así, el complejo cuenta con biblioteca, sala de billar, gimnasio, sala de juegos, bar y restaurante, donde, a pesar de que los apartamentos tienen cocina propia, pueden comer e invitar a quienes les visiten.

Estas facilidades del senior living pueden encontrarse también en el otro complejo de emeis de Bouco Madrid Aravaca, en la capital española, que ofrece los mismos servicios que su equivalente barcelonés. En estos apartamentos asistidos en Aravaca residen, en una habitación habilitada para parejas, Marga y Javier, de setenta y seis y setenta y ocho años respectivamente. Este matrimonio, tras cincuenta y cuatro de casados, ha decidido «independizarse» en esta nueva etapa de su vida juntos: «llegamos juntos y aquí estaremos juntos hasta que podamos».

Estos funcionarios de la administración de justicia han elegido la fórmula de estancia permanente entre las que permite el complejo de apartamentos: temporal, vacacional y de fin de semana, además de la mencionada. Para sentirse como en casa han personalizado su habitación, que cuenta, cómo no hoy en día, con wifi para navegar por el exterior y con comunicación interna con el personal encargado para cualquier necesidad que les surja.

En definitiva, cada vez son más los mayores que apuestan por esta nueva fórmula habitacional, con un entorno adaptado a sus necesidades en el que pueden mantener una vida activa y dependiente, pero lejana a la soledad, uno de los males de nuestros mayores.