Conciliación: Cuando los permisos son para cuidado de personas mayores
Aumentan las peticiones de permisos laborales para la atención de familiares adultos dependientes

Cuando hablamos de conciliación hay una tendencia general a pensar en el cuidado de menores de 12 años, pero el dramático envejecimiento de la población en nuestro país marca inexorablemente otra tendencia: la necesidad de conciliación para el cuidado de mayores que no pueden valerse ... por sí mismos. «Crecen sin duda las necesidades de flexibilidad laboral, de adaptación de horarios, de teletrabajo... para el cuidado de familiares. De hecho esto es algo que con la pandemia se ha visto claramente, cuando muchos hogares se han encontrado que tenían que atender a sus mayores y que no tenían recursos para ello», apunta María José López, profesora del Derecho del Trabajo y directora del Observatorio de conciliación y corresponsabilidad de la Universidad de Comillas .
Incremento continuo
Pero no solo la crisis sanitaria del coronavirus es el catalizador de esta tendencia. Es evidente, corrobora Alejandro Macarrón, experto en demografía y director de la Fundación Renacimientoo Demográfico , «que hay un incremento continuo de la población mayor , y un descenso dramático o alarmante, –según la comunidad autónoma de la que se trate–, de menores, con un índice de natalidad por debajo de 1,3 hijos por mujer. De hecho, el alargamiento de la esperanza de vida provoca que cada vez haya más gente ‘muy mayor’, lo que lleva aparejado un aumento de la necesidad de cuidados».
Es natural, reflexiona Macarrón, «que la conciliación se entienda más socialmente por el cuidado de hijos pero poco a poco habrá que ir cambiando de concepto y el cuidado de personas mayores deberá estar en la mente del conjunto de la sociedad porque a todos nos va a tocar». Así lo corrobora Aurelio López-Barajas, CEO de Supercuidadores , para quien hace falta una concienciación mayor de la sociedad, «que sigue entendiendo el concepto de conciliación en relación al cuidado de niños, cuando también es cuidar hacia arriba».
El hecho es, advierte López Barajas, que llevar a cabo esta asistencia dentro del entorno familiar es cada vez más difícil . «La sociedad está menos disponible para el cuidado de sus mayores: Se tienen menos hijos , hay más movilidad laboral, lo que hace que los hijos no puedan atender a sus padres porque no están radicados en la misma población... La propia desestructuración de la familia, con más casos de separación o divorcio que hace cincuenta años, el aumento de las familias monoparentales... Son muchos los factores que inciden en que la atención de los abuelos se tenga que externalizar o profesionalizar».
Junto a las dificultades para realizar esta labor hay otro matiz que define a los cuidadores familiares, reconoce el CEO de Supercuidadores, que apunta al sexo, ya que el 99 por ciento son mujeres. Es verdad, matiza María José López, de la Universidad de Comillas, «que hay una corriente o tendencia para tratar de favorecer la corresponsabilidad entre los dos sexos también este aspecto, pero está demostrado que, al final, son ellas las que terminan por acogerse a este tipo de permisos», Los cuidados, admite López, «al final tienen siempre nombre de mujer, aunque las personas que necesiten de estos cuidados sean parientes del marido».
Porque, tal y como recuerda esta docente, la directiva incluye por primera vez a los parientes hasta el segundo grado de consanguinidad o afinidad. Es decir, explica esta experta, «que un empleado se puede acoger a este tipo de medidas también para cuidar a personas con las que se conviva, como puedan ser los suegros, un tío o a un amigo de toda la vida que se encuentre solo», advierte, «y esto es algo que socialmente habrá que empezar a incorporar».
Medidas puntuales
En cualquier caso todavía, reflexiona esta profesora del Derecho del Trabajo, hay muchos ámbitos de mejora respecto de los cuidados a mayores, y no solo en lo que respecta a una enfermedad o deterioro grave. En concreto, especifica, «a las facilidades para que los trabajadores puedan atender incidencias de corta duración del tipo: “tengo que llevar y acompañar a mi madre al médico” o “la persona que cuida de mi padre está enferma”». Ese tipo de situaciones, añade, «están todavía mal resueltas en nuestro sistema, pero es necesario algún tipo de medida que permita conciliar más en esas situaciones que pueden surgir puntualmente en el día a día».
Hasta ahora la conciliación, insiste esta experta en asuntos laborales, «ha estado lógicamente muy focalizada en menores, pero hay que abrir un poco más el foco, porque los trabajadores cada vez se van encontrando más con este tipo de necesidades ».
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