Los trucos de una madre de 7 hijos para gastar lo mínimo en la vuelta al cole

Pese a todo, a María, madre de siete hijos, seis de ellos en edad escolar, la vuelta al cole ya no le pilla desprevenida. «Al principio era un caos, pero ya tengo años de experiencia con mis hijos y ya no me pilla el toro». Tanto es así que en el mes de junio, justo una semana antes de acabar el curso opta por evaluar todo el material escolar y uniformes para ver qué se puede reutilizar. «Esperar a septiembre me da mucha más pereza, prefiero dejarlo todo preparado antes porque además, está todo mucho más a mano. Me encuentro con polos descosidos, faldas que les han quedado ya algo cortas, babys de mil colores por manchas de rotulador, estuches con agujeros... Hay que darle a todo una segunda oportunidad por lo que coso toda la ropa que puedo. También aprovecho el mercadillo del colegio y en vez de gastarme 20 euros en un polo, me gasto 5 euros», matiza la autora del blog @nuevencasa.

Con el material escolar también hacen lo propio. «Los estuches o mochilas, que a final de curso parecen que están para tirar a la basura, los meto en la lavadora y quedan casi como nuevos porque lo sucio no está estropeado. Mis hijos siempre quieren el último modelo, pero no hace falta comprar todo nuevo cada curso. Eso sí cuando hay que comprar una mochila prefiero gastarme algo más de dinero en una mejor porque las baratas tengo comprobado que duran tres meses. Es decir, al final, lo barato sale caro».

También se empeñan en buscar en casa bolis, cuadernos, lapiceros, pinturas, etc., porque en los cumpleaños siempre les regalan, y María pide a sus hijos que les saquen punta y los dejen listos en los estuches. Después es cuando ya se hace un listado con lo que hace falta comprar.

Explica que en el mes de junio hay grandes almacenes con interesantes descuentos, a los que se suma el propio por ser familia numerosa, por lo que compra en estas fechas todo lo necesario. «¿Que en septiembre se le han quedado pequeños los zapatos?, pues los cambio o me devuelven el dinero. Así es mucho más sencillo todo y me ahorro dinero. Y, lo más importante —añade— me evito dejar este gasto para septiembre; es decir lo hago de manera más escalonada para que no afecte tanto a la economía familiar».

Esta madre lleva a sus seis hijos a un colegio concertado, la mayor empezará este año la Universidad, y reconoce que justo después de la pandemia tuvo que hacer un gran desembolso al tener que comprar tres Chromebooks —a 385 euros cada ordenador—, a sus hijos. «Siempre hemos aprovechado las ventajas del programa Accede de la Comunidad de Madrid por el que los libros eran gratuitos si al final de curso los entregábamos en buenas condiciones. Ahora tres de mis hijos utilizan libros online a través de unas licencias que pagamos».

No obstante, reconoce que siempre hay costes extras que afrontar en septiembre «y para ello empleamos el dinero de la devolución de la Renta —asegura—. El año pasado tuvieron que borrar a sus hijos de las clases extraescolares por motivos económicos y este curso no está previsto que vayan tampoco, a excepción de su único hijo varón que irá a fútbol «hay que darle espacio, ya que está en casa con siete chicas, sus seis hermanas y yo».

Aún así, esta madre reconoce que la inflación cambiará muchas cosas en su casa, en la que el carro de la compra ronda los 1.000 euros al mes. «Tendremos que ajustarnos y cambiar hábitos con comidas más sencillas y renunciar a caprichos, lo que no es fácil con niños pequeños. Es importante, además, que los padres hablemos con los hijos para que se conciencien de la situación y no se lo tomen como un castigo. Mi hija, por ejemplo, sabe que no puede poner el aire acondicionado cuando quiera, o que en vez de encender el horno para tomarse una pizza con una amiga es mejor que caliente una tortilla de patatas, o mi hijo sabe que cada vez que se quita un jersey no lo puede echar a lavar porque es un coste innecesario. Son cambios que hay que asumir porque todo suma, pero para ello todos en casa debemos remar en la misma dirección. Hay que ser cautelosos».

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A pesar de ser una familia tan numerosa, María no dispone de ayuda en casa. Cuenta con una reducción de jornada en la multinacional alimentaria donde trabaja para tener el tiempo justo para llevar y buscar a sus hijos al colegio porque los horarios laborales de su marido no son compatibles con esta labor. «Tenemos toda nuestra planificación diaria cogida con alfileres y no puede fallar nada porque sino se complica todo. Me ayuda que me han concedido un día de teletrabajo que me permite mayor flexibilidad. Aún así, no me extraña que en nuestro país las parejas no quieran tener hijos porque en vez de ayudas por parte de los gobernantes, parece que solo conceden problemas. Es una situación que debería cambiar por el bien de todos».