acoso escolar

Los padres que sufrieron bullying en su etapa escolar afirman que sus hijos también lo están padeciendo

El 'IV Estudio sobre la percepción del acoso escolar en la sociedad española' destaca cómo esta mala experiencia ha marcado para siempre a las víctimas

Miren Jaurne: «Mi acosadora me reventó la cara a la salida del colegio mientras sus amigos me sujetaban. Y el centro escolar no hizo nada»

Mochila de Totto contra el acoso escolar

«Las secuelas del acoso escolar son directamente proporcionales a la duración del mismo, intensidad, ayuda recibida o no y capacidad de resilencia del acosado». Así de clara se ha mostrado Carmen Cabestany, presidenta de la Asociación No Al Acoso Escolar (NACE) durante ... la presentación del ' IV Estudio sobre la percepción del bullying en la sociedad española', elaborado por Totto, marca líder en mochilas y complementos, y Educar es Todo, comunidad que colabora con madres y padres en su labor educativa, que señala que 4 de cada 10 adultos españoles aseguran haber sufrido bullying durante su etapa educativa. De ellos, 9 de cada 10 sostiene que esta situación tuvo consecuencias en su vida.

«El acoso escolar no es un invento de ahora», ha recordado Leo Farache, director de Educar es Todo. «Todos tenemos la responsabilidad de alzar la voz contra el acoso escolar», ha añadido Carlos Martínez, director general de Totto España, quien ha insistido también en seguir denunciando la problemática para que se conozca y se actúe sobre ella.

El estudio, que se ha elaborado tras encuestar a padres, madres, menores y docentes, afirma que el 20 % de los encuestados acosados en la infancia reconoce, aun en sus años adultos, que la experiencia lo ha marcado para siempre: el 32% que le hizo más introvertido, al 17% le generó ansiedad y al 11% le provocó depresión.

Casi 6 de cada 10 españoles adultos recuerdan situaciones de acoso durante su etapa escolar, aunque por aquel entonces no se denominaba así. Hoy, el 38 % de los progenitores con hijos en edad escolar afirma tener constancia de alguna situación de este tipo en el centro educativo de sus hijos.

Además, entre el 59 % de adultos que durante su etapa escolar fueron testigos de situaciones de acoso, un 57 % reconoce que optó por no intervenir, ya que consideraba que era mejor no involucrarse. En este contexto, solo el 28 % de los adultos asegura que los profesores hicieron algo. Y es que, por entonces, no hacer nada era la estrategia habitual.

Pero un dato reseñable, ha destacado David Martín de la Morena, presidente del estudio, es que «los padres que afirman haber sufrido bullying en su etapa escolar, sus hijos también lo están padeciendo», pues los menores acosados y cuyos padres también lo fueron son el 37,1%, mientras que los que hoy sufren esta lacra pero sus progenitores no, el porcentaje desciende al 16,8%. Cabe recordar que el 23 % de los niños y jóvenes en España sufre bullying, en línea con cifras de años anteriores. «El nivel de estudio y los ingresos del hogar influyen en ello: cuanto más bajos son, mayor es el porcentaje de niños acosados», ha puntualizado Martín de la Morena.

El 50 % de los adultos que reconoce haber sufrido acoso escolar en su infancia no se lo contó a nadie y su manera de afrontarlo conllevó una mezcla de respuestas. Principalmente, el acoso finalizó poco a poco (73%) aunque el 52% reconoce que no supo cómo afrontarlo, el 46% llegó a enfrentarse a los acosadores, el 42% lo contó en casa y el 33% dice que sus amigos le ayudaron. Sólo el 14% acudió al psicólogo o lo denunció pero hasta un 13% tuvo que cambiar de centro y un 9% de barrio. Así, no es de extrañar que experimentasen tristeza (43%), soledad (36%), impotencia (34%) o inferioridad (33%). Un 12% lloraba constantemente, el 5% pensó que los acosadores tenían razón y un 4% pensó en suicidarse.

El silencio de los colegios

«Si no contamos que sufrimos bullying es porque no nos fiamos de nadie», ha dicho Nidia Represa, activista contra el bullying y ciberbullying y autora de la novela 'Bajo mi piel', en clara referencia al hecho de que el 72% de los encuestados afirman que sus profesores no hicieron nada.

El 75% de los padres cree que los centros educativos suelen ocultar los casos para evitar que se tenga una imagen negativa de ellos, y el 55% de los profesores coinciden con esta afirmación. Además, un 95% opina que los padres de los acosadores suelen tratar de ocultar, minimizar o justificar el acoso que ejercen sus hijos, lo que supone un aumento de cinco puntos respecto al 2022. Y que es la familia (64%) la principal responsable de que los acosadores actúen.

Los niños pasan más tiempo en su entorno académico que en casa. Sin embargo, éste sigue siendo territorio hostil para muchos a pesar de que el acoso se da, principalmente, en las aulas.

Así, no es de extrañar los niños españoles que son víctimas de acoso escolar confiesan no sentirse protegidos por sus profesores ni por el colegio y tampoco confían en sus compañeros de clase. La percepción de falta de apoyo por parte de la comunidad educativa se convierte en una de las principales barreras para romper el silencio.

Por otro lado, los expertos han reseñado que el papel de las familias es clave para combatir el acoso. Sin embargo, 4 de cada 10 españoles considera que los valores y formación que los hijos reciben en casa y en el colegio no son suficientes para evitar el bullying. Y 8 de cada 10 adultos no creen que su hijo sea capaz de ejercer como acosador.

Internet como herramienta para acosar

El estudio no podía pasar por alto el factor de la Red, herramienta clave para los acosadores. Un 16% de los menores acosados afirman haberlo sido mediante las redes sociales, el móvil o internet. En 2022, esta cifra era del 10% y en 2021 del 5%. «Esta cifra continuará incrementándose», ha alertado Martín de la Morena. Y es que la inteligencia artificial tiene mucho que ver en ello, pues permite usarla de una forma indebida.

Carlos Represa, director de Digitales y Responsables y presidente de la Asociación para la Protección de Menores en Internet, advierte en este sentido de que «la llegada de la inteligencia artificial al sistema educativo y a las aulas puede ser una espada de doble filo en la lucha contra el bullying y el ciberacoso» pero cree que hay oportunidades para «aprovechar el potencial de esta herramienta para cambiar las reglas del juego».

«La buena noticia de que el ciberbullying aumente es que facilita localizar al agresor», ha afirmado Cabestany. «Lo malo -ha continuado- es que este tipo de maltrato hace mucho daño y es el desencadenante, en numerosas ocasiones, del suicidio», en clara referencia al caso de Amanda Todd, la joven canadiense que en 2012 se quitó la vida tras sufrir ciberacoso.

«Y lo siento», ha continuado la experta, «pero la responsabilidad es más de los padres que de los educadores, pues son quienes entregan móviles a sus hijos. Y, además, no hay que olvidar que un acosador puede gestarse en casa. Todo dependerá en función de cómo eduquemos: ausencia de límites, chantaje, insultos... Si todo eso se permite en casa, el menor implantará ese mismo esquema en la escuela y, a futuro, en sus relaciones de pareja o en el trabajo». La presidenta de NACE ha abogado, una vez más, por acabar con la falta de información y formación que aún impera entre profesores, familia y la sociedad en general. «Nos jugamos mucho», ha dicho.

En este sentido, Silvia Álava, doctora en psicología clínica y de la salud, ha recordado cómo el acoso afecta a la salud mental de los jóvenes. «Para que un adolescente se desarrolle adecuadamente, necesita estar con su grupo de iguales, con los que genera oxitocina. Y estas relaciones son muy significativas para ellos», ha recordado. Sin embargo, cuando un menor es acosado o rechazado por su grupo de iguales, «se precipita el desarrollo de trastornos de la salud mental» e interfiere también «en el desarrollo de habilidades emocionales».

«El acoso interfiere en toda su vida», ha afirmado Álava. «Creen que la culpa es suya, les genera vergüenza, problemas de autoestima y de seguridad. Por eso, cuando crecen y son adultos, pueden llegar a tener ansiedad o ataques de pánico cuando tienen que enfrentarse a diferentes situaciones. Sabemos que ser víctima genera que se incrementen los trastornos del estado de ánimo, ansiedad y depresión severa, que tiene que ver con la soledad no deseada».

Por último, Represa ha abogado por no estar revictimizando constantemente al acosado: «No hay que sobreproteger a las víctimas porque justo necesitan un empujón para salir adelante. Hay que fomentar y potenciar sus características, habilidades, aficiones... para que vuelvan a ser ellas mismos».

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Sobre el autor Ana I. Martínez

Periodista. En ABC desde 2012. Responsable de la sección Viajar. Antes, formé parte de las secciones de Familia, Actualidad, Tecnología y Redes Sociales.

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