Ortografía: cómo ayudar a tu hijo a escribir bien

Familias y profesores, junto a los alumnos, han de implicarse en la mejora de la escritura, cuyo valor es fundamental en el desarrollo de la persona. de todo ello hablamos con Edith Mora Ordóñez, directora del Máster Universitario en Didáctica de la Lengua y la Literatura en Educación Secundaria y Bachillerato de UNIR.

-¿Cómo valora la nueva medida?

Es acertada. Cuanto antes se corrija, mejor. El número de faltas de ortografía y los errores en la redacción están entre las mayores preocupaciones de los profesores a la hora de revisar exámenes y trabajos de fin de estudio en el nivel universitario. Es devastador encontrarse cada curso con un alto índice de faltas ortográficas porque se entorpece el aprendizaje y la proyección del conocimiento. En ese sentido, fijar criterios precisos para penalizarla tendrá efectos positivos.

-¿Es una medida nueva? En la antigua Selectividad, ya penalizaban las faltas ortográficas

Las pruebas siempre han penalizado los errores gramaticales, de léxico y ortografía, pero entiendo que no se ha hecho de manera sistematizada o regulada. Cada región establece sus propias reglas de evaluación. Con la nueva norma de penalizarlo hasta un 10%, los criterios se unifican y esto obliga a poner especial atención en el cumplimiento de las reglas ortográficas, algo que es muy necesario.

La ortografía debe tener un lugar prioritario en el cómputo la nota. Esto va en consonancia con la propuesta de incrementar el peso de las preguntas de desarrollo, según se anuncia, hasta un 70% en los exámenes. Significa que los estudiantes deberán redactar más, poner a prueba sus conocimientos y capacidad de pensamiento crítico, pero, igualmente, sus competencias en la expresión escrita.

-¿Tienen los alumnos un problema con las faltas de ortografía? ¿Por qué?

El problema con las faltas de ortografía es evidente, no sólo en el aula, sino de manera funcional, en todos los ámbitos, empezando por el social. En general, no existe la preocupación por la correcta escritura a través de las redes sociales, donde la comunicación es muy ágil. Algunas faltas son, incluso, intencionadas y bien aceptadas. Escribir correctamente, entre los adolescentes, puede a veces estar 'mal visto'.

Y ¿a qué se atribuye este problema? En una parte importante se debe a la falta de interés y hábitos de lectura. También influye la falta de implicación que tienen los profesores en la observación y corrección de las faltas de ortografía. En los niveles educativos más avanzados, la revisión se enfoca más en el contenido, y se resta atención a la escritura.

-¿Cómo trabajar en casa y en el aula este aspecto?

El aprendizaje de la ortografía en casa está mediado sobre todo por la lectura. Esta permite el contacto visual con los signos y palabras, con el lenguaje correcto. La familia puede contribuir a fomentar los hábitos de lectura.

En el aula, los profesores deben asumir la responsabilidad de enseñar la ortografía mediante estrategias que se alejen de la memorización de las reglas, y optar por el aprendizaje de las palabras a partir de consejos prácticas, mostrar el uso del lenguaje en contextos reales o significativos. Las palabras y la escritura, en general, deben conectar a los estudiantes con sus intereses y experiencias.

-¿Y desde qué edades? Porque no hay que esperar a los 17 o 18 años para ello… ¿no?

Es necesario trabajar la ortografía desde el comienzo del aprendizaje de la escritura, en ese preciso momento del asombro y descubrimiento, los signos y las palabras, de sus significados y posibilidades. Allí está la oportunidad de sembrar la semilla de la motivación por la escritura y el uso correcto del lenguaje. Sin duda, la creación de los primeros espacios lúdicos y significativos para el aprendizaje de la ortografía van a redundar en el desarrollo de una correcta escritura.

-¿Qué valor tiene escribir correctamente? Hay veces que incluso en determinadas oposiciones, los candidatos han suspendido por faltas ortográficas.

La mala ortografía es un problema que generalmente va acompañado de otros relacionados con la gramática y la sintaxis, los cuales afectan a la coherencia y a la correcta expresión. Esto impide el desarrollo de las habilidades comunicativas necesarias en el futuro profesional de los estudiantes. En cambio, escribir bien está vinculado con el ejercicio del pensamiento crítico, la transmisión de ideas de manera efectiva. Son cualidades altamente valoradas, cada vez cobran mayor relevancia para afrontar los retos actuales en la competencia laboral. La realización de propuestas, proyectos, encuentros comunicativos en la vida real, exigen el uso correcto del lenguaje escrito, su entendimiento y comprensión.

-¿Qué pasa con los alumnos (mañana adultos) con necesidades especiales (dislexia, por ejemplo)? ¿En qué situación quedarán?

Las nuevas medidas de la EBAU deben atender a la diversidad y proponer criterios específicos para la evaluación de los alumnos con necesidades específicas de apoyo educativo (NEAE). Es complejo, puesto que las necesidades pueden ser muy variables y requieren, la mayoría de las veces, de la observación y atención individual. Pero, indudablemente, se debe asegurar la inclusión del alumnado y evitar barreras que impidan el acceso de los estudiantes con estas características a la educación universitaria. Para ello, los centros educativos y las pruebas deben ser seguir el modelo de Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA), el cual garantiza recursos y estrategias dirigidas a medir sin discriminación el nivel de evolución y desarrollo de competencias dentro de los objetivos propuestos.

-¿Cómo pueden trabajar estos estudiantes una buena ortografía?

Los centros educativos, así como los docentes, están cada vez mejor preparados para apoyar a los estudiantes. Por supuesto, es muy importante la coordinación de las estrategias con la familia, no sólo para unificar el proceso, sino porque deben apoyar en el fortalecimiento de la autoestima del alumno.

Por ejemplo, para trabajar la ortografía en estudiantes con dislexia, vuelve a ser fundamental que se propicien situaciones de aprendizaje realistas, donde las palabras o la escritura se vinculen con las imágenes y los sonidos de la vida cotidiana de los alumnos. Se trabajan las reglas de manera escalonada, a partir de pequeñas tareas y fomentando la repetición, mediante ejercicios que incluyan principalmente la asociación visual y auditiva.