«La mejor solución no es prohibir la IA, sino preparar a nuestros jóvenes»

«No vamos a poder ponerle puertas al campo», ha recordado Narciso Michavila, presidente de GAD3, al comentar los resultados de la encuesta presentados este lunes. «La mejor solución no es prohibir la la IA, sino preparar a nuestros jóvenes con sentido humanista y darles herramientas» ante esta nueva realidad.

La investigación, que se basa en una encuesta a padres y madres en España con hijos menores de 18 años, a adolescentes entre 14 y 17 y a profesores de enseñanza no universitaria, constata un alto interés por la IA: ya la han utilizado el 69% de los padres y madres, el 73% de los profesores y el 82% de los alumnos. Y quieren seguir aprendiendo más sobre ella, según el 78% de los progenitores, el 82% de los docentes y el 63% de los alumnos).

La mayoría de entrevistados afirma haberle preguntado algo a un chatbot, específicamente a ChatGPT y también más de la mitad ha interactuado alguna vez con asistentes de voz virtuales.

¿Y qué se le pregunta a un ente cibernético no real pero inteligente? La mayor parte de las familias que han utilizado IA han recurrido a ChatGPT para buscar información (69%). Y prácticamente una de cada dos (47%) para obtener nuevas ideas.

Los datos sugieren que se ha tratado de conversaciones exploratorias, ya que sólo uno de cada tres padres y madres (31%) utiliza esta tecnología de forma frecuente como fuente de información. En el caso de los alumnos, la cifra asciende hasta el 40% y, en el de los profesores, desciende hasta el 22%.

A pesar de ello, los adultos son los que menos se fían de esta herramienta como fuente de información (50% en el caso de los padres y 37% en el de los profesores). Un resultado que presenta matices, pues los progenitores más jóvenes elevan la confianza en este chatbot hasta el 61%. Por suerte, el 56% de los menores de edad son también conscientes de los problemas de fiabilidad de la IA y de que, a veces, puede proporcionar información errónea.

En este sentido, Luis Martín, director de comunicación digital en Llorente y Cuenca, ha recodado que «la formación es vital, pues te permite conocer los límites y riesgos», sin olvidar un «uso ético y consentido». Por ello, ha recordado la necesidad innegociable de que profesores y padres tengan la formación necesaria con la que poder guiar a los menores «para qué usar o no la IA». «Yo incito a mis alumnos -ha continuado el también docente- a usarla de manera constructiva. Y hay otro aspecto de esta tecnología que no debemos olvidar: los jóvenes son más eficaces con su uso cuando se adentran en el mercado laboral. Por tanto, familias y educadores, si les forman, van conseguir que estén mucho mejor preparados».

Charo Sádaba, decana de la facultad de comunicación de la Universidad de Navarra y Defensora del lector de ABC, ha reconocido que «la IA es un recurso muy útil desde la perspectiva docente» aunque también supone un problema «porque pilla a los profesionales de la educación cansados y desanimados, ya que tienen una larga cola de asuntos sin resolver».

Para la experta, que ha incidido en la falta de tiempo para reflexionar fruto de la rapidez con la que las nuevas tecnologías evolucionan y que, por eso, generan alarma, ha reconocido que un «profesor comprometido con su tarea ha de perder el miedo porque hay muchos recursos a disposición para leer y reflexionar«.

«Pedimos a los menores que desarrollen un pensamiento crítico pero, ¿lo tenemos nosotros? -ha reflexionado en voz alta Sádaba- Nos da miedo porque la IA nos interpela directamente ya que ofrece una gran personalización. Tenemos que asegurar que la educación de nuestros hijos sea lo más personalizada posible y, así, menos necesaria será la IA. ¿Quiénes mejor que los propios padres y madres para personalizar la educación de sus hijos?». En este sentido, ha abogado por preservar la creatividad de los menores generando un entorno físico, social y familiar «lo más rico posible».

Respecto a la necesidad de un marco legal sobre privacidad y uso de datos, la mayor parte de familias (83%) y profesores (90%) manifiestan preocupación al respecto, reclamando la necesidad de marcos legales actualizados.

«España está en un entorno privilegiado al respecto, vamos por el buen camino», ha reconocido Luisa Alli, secretaria general del Instituto Hermes, en la presentación del estudio. Aunque se ha declarado «optimista», la experta ha recordado que «esta tecnología no tiene nada que ver con lo que hemos conocido hasta ahora».

«Tenemos derecho a controlar a la IA», ha dicho Alli, porque eso «nos ha permitido un bienestar hasta ahora». La experta ha abogado por «crear un sistema de derechos y libertades que sea equivalente al mundo offline y reorientar el enfoque de la IA con el fin de que ayude a la humanidad, contribuyendo al bienestar moral, con autoconsciencia ética, con condicionantes».

Esta opinión es también compartida por Michavila. «No somos capaces de saber hacia dónde vamos a ir a medio plazo. Solo sabemos que la IA requiere contención». Por ello, no es de extrañar que, aunque los adultos tienen interés por ella, un 57% de los progenitores opina que no es conveniente para sus hijos aunque un 61% piensa que tendrá un efecto positivo en su futuro profesional.

En general, el 57% de los padres valora de forma positiva el impacto de la IA en la educación que reciben sus hijos. Y el 60% estaría a favor de incluirla en el currículo académico; prácticamente la misma proporción que los profesores (56%). Sin embargo, sólo el 39% de los docentes valora de forma positiva el impacto educativo de la IA.

Acerca de qué uso puede ser más beneficioso para los menores, la mayoría de padres y profesores señalan aspectos prácticos de las tareas escolares, como la búsqueda de nueva información y la capacidad de la IA de explicar contenidos trabajados en clase. No la recomiendan, sin embargo, para hacer trabajos y deberes.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha clausurado la presentación del estudio, diferenciando «entre el buen y mal uso» de las nuevas tecnologías. «Ofrecen innumerables beneficios y oportunidades pero cuando su uso es incorrecto, se crean estragos en momentos claves del aprendizaje, en la socialización de los jóvenes», ha dicho. Por ello, ha insistido en «dar herramientas a los jóvenes para vivir con más seguridad, para que no pierdan el control sobre sí mismos, vivan la vida con intensidad» para no tener «generaciones menos pacientes o que no sepan resolver problemas porque si se pierde la cultura del esfuerzo, se pierde todo lo demás».