Final de curso: emociones a flor de piel
Una psicóloga experta en neurodesarrollo infantil, explica las claves para finalizar el curso con emociones positivas
El mensaje detrás de una beca: «No solo creemos en ti, estamos aquí para caminar contigo»

El final de curso está a la vuelta de la esquina. Ahora toca cerrar los libros, guardar mochilas... y tener momentos de grandes emociones entre besos y abrazos de despedida de compañeros y profesores. Según Blanca Arias, psicóloga transpersonal especializada en neurodesarrollo infantil, la ... etapa de fin de curso se vive de manera intensa por los niños en función del momento y contexto vital de cada alumno.
Asegura que las emociones más comunes son las relacionadas con un cansancio tanto físico como mental, así como las ganas de vivir lo que viene a partir de ahora. «Todo esto se puede expresar de maneras diversas, ya sea en forma de irritabilidad, como de alegría y entusiasmo, miedo incluso por las calificaciones de las evaluaciones finales, pero también orgullo o satisfacción por todo el recorrido transitado».
Añade que el calor también juega un papel fundamental para factores más cognitivos como la concentración y la atención, lo que puede derivar en frustración frente a la exigencia y más impaciencia por acabar. «En general, las emociones que se vivan, a menudo pueden ser emociones contradictorias e intensas».
Por otro lado, apunta que hay muchos tipos de contextos diferentes. «Hay realidades muy duras en las que un entorno escolar es más seguro que el propio hogar, donde tener que enfrentar los meses estivales no va a ser lo más deseado. O niños para los que, al contrario, la escuela resulta ser un entorno hostil y, por tanto, esta época también supone sensación de alivio. Pero esto nunca es blanco o negro, muchas emociones se entremezclan y también en ese alivio puede haber el miedo a la vuelta y ese espectro de sensaciones. Probablemente estos entornos son la minoría, pero siguen siendo demasiados, con que sólo haya uno afectado, seguirá siendo demasiado.
¿Cómo se puede lograr mantener la calma en el ambiente de casa cuando hay exámenes finales o de repesca?
Hay que procurar mantener los ritmos y rutinas dentro de lo excepcional del momento, que no haya mucho desfase horario para garantizar las horas de descanso, encontrar espacios también de ocio y desconexión. Es conveniente facilitar y permitir la concentración de modo que se ajuste a nuestros peques. Cada uno es un mundo y cada cual necesitará cosas distintas.
¿Son los padres conscientes de que sus hijos menores o adolescentes no tienen las herramientas internas desarrolladas para mantener el control ante el estrés?
La verdad es que me gustaría decir que sí, pero la realidad que nos encontramos en consulta es, a menudo, la opuesta. Muchas veces se espera e, incluso se exige, que sepan gestionar ciertas respuestas emocionales que ni tan siquiera muchos adultos han aprendido a manejar todavía. Es importante conectar con que están en pleno proceso de aprendizaje en todo, no sólo en lo académico.
Es normal que los padres quieran que sus hijos saquen buenas notas pero, ¿se les presiona demasiado?
Me gustaría pensar que cada vez menos, y por la filosofía de vida que sigo y en la que acompaño a otros, sé que hay quién no le da tanta importancia como antaño al valor numérico, pudiendo hacer que la balanza ya no se decante tan claramente. Sin embargo, también está la otra vertiente que le da mucha importancia a esto, como si fuese el único valor que determina la evolución de un niño cuando, en realidad, somos multidimensionales y lo académico es tan sólo una porción de todo el pastel.
¿Cómo actuar ante los más perezosos a estas alturas de curso?
Con comprensión, escucha y asertividad. Comprender que el cansancio llegados a este punto del camino forma parte del pack y como necesidad básica que es, si no está cubierta, puede derivar en un montón de situaciones incómodas. Escuchar las necesidades para poder responder a ellas de la forma más adecuada y amorosa posible. Y asertividad para cuando, aún comprendiendo y escuchando las necesidades, sea necesario seguir poniendo orden, estructura y límites oportunos para su desarrollo.
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¿Qué errores más comunes deben evitar los padres?
Hacer ver que 'esto no es para tanto' o minimizar lo que sea que sus hijos estén viviendo y transitando al respecto de este momento de transición. Siempre insisto, y seguiré haciéndolo, en que los niños no necesitan padres perfectos, si no padres presentes y conectados.
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