La enseñanza se enriquece cuando se combina lo nuevo con lo tradicional

Considera importante en la metodología a utilizar el tener en cuenta los recursos de los que disponemos. «Libro, ordenadores, móviles… Cómo usarlos en el aula es un gran desafío. Nos va a obligar a repensar qué recursos incorporamos para enseñar a usarlos productivamente y en qué momento deben estar presentes porque pueden anular la capacidad del alumno«.

A su entender, «no tiene sentido prohibir utilizar recursos como el móvil o la tablet en el aula. Se debe regular. La tecnología ha llegado y la tenemos que incorporar». Si hablamos de información actualizada, «está en la red y el libro se queda desfasado. Pero el alumno debe saber que en la red hay información valiosa y otra basura. Al mismo tiempo, deben tener la competencia y la resistencia de leer un libro«, reflexiona. Lo ideal, »una combinación de ambas y siempre con mucho criterio«. En ocasiones se debe practicar »la escucha activa, comunicarse bien es una gran competencia« pero, a su vez, »el mundo está lleno de tecnología y, por lo tanto, debe estar dentro del aula«. Se muestra en contra de dejar fuera de las aulas las nuevas tecnologías.

Cuando pensamos en la metodología que se debe utilizar en los colegios, Irene Alegría, directora y docente en la Universidad Europea de Valencia recuerda que «cada maestro, cada niño y cada centro educativo es diferente. Hay que adaptarse mucho al tipo de contexto del centro educativo y al alumnado». Por ejemplo, en un colegio situado en un pueblo, un profesor podrá utilizar recursos como salidas al aire libre más fácilmente que uno que esté en una gran ciudad. «La clase magistral, con el libro, es la que se ha usado más hasta ahora. Pero cada vez estamos utilizando más las metodologías activas donde el alumnado es el protagonista. Los docentes hacemos de guías. Les ayudamos a buscar la solución, pero son ellos los que construyen su aprendizaje. Aprenden haciendo«, subraya. Reconoce que estas nuevas metodologías »dan más trabajo al docente en casa porque son clases muy preparadas y sujetas al cambio. No sabes cómo va a funcionar y debes ir cambiando en función a la respuesta de los alumnos«.

El aprendizaje basado en proyectos es una de las nuevas metodologías que se están utilizando más en las clases. «A raíz de un proyecto de un hilo conductor que hace de eje vertebrador, se aprende algo. Ellos elaboran el proyecto», cuenta Alegría. También muy popular es la llamada aula invertida o «flipped classroom» donde se invierten los patrones de enseñanza habituales. Los alumnos estudian en casa los materiales educativos que después trabajan en la clase con la ayuda del profesor. Otra de las metodologías que van ganando seguidores es el trabajo colaborativo como puede ser «la limpieza de una plaza».

Se trata de buscar actividades que permita a los estudiantes «ser competentes, que sepan desenvolverse en el mundo». Las tradicionales tienen igualmente su lado positivo. «Es bueno que aprendan a estar sentados, a respetar el turno de palabra, que el profesor les explique algo y ellos atiendan para asimilar el concepto«, puntualiza la docente. Pero a su juicio, las metodologías tradicionales se usan más de lo necesario porque »hay falta de formación, también miedo, e incluso comodidad, porque implica más esfuerzo«.

Màrius Martínez cree que los docentes españoles son igual de competentes que los europeos, aunque reconoce que puede haber diferencias «en cuanto a los recursos». Igualmente reconoce que «hay esencialistas que no han entendido que el mundo ha cambiado. No se puede mantener un centro igual, que se apele a que la innovación no entre«, subraya. Otros, »incorporan las nuevas metodologías por ser una moda«, pero lo importante es usarlas »cuando hay un propósito«. Pilar Alegría, por su parte, recuerda que »los niños de ahora no son los de antes« y que las nuevas tecnologías forman parte de su vida, por lo que es lógico que se incorporen a la clase.