Diego Ortega, el profesor que ha puesto de moda los juegos tradicionales en el colegio
La gallinita ciega, el pañuelo, la zapatilla por detrás, las chapas... Este docente ha invitado a que sus alumnos pregunten a sus padres y abuelos a qué jugaban de pequeños y han recuperado estos juegos que mejoran la creatividad, la relaciones sociales y la motricidad de los niños
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Observar alguna clase o el recreo en el Colegio Safa de la Milagrosa en Baena (Córdoba) es como tener un 'déjà vu', una sensación de vuelta al pasado. Los alumnos juegan al corro de la patata, al pañuelo, a las chapas, a la ... zapatilla por detrás, a policías y ladrones, a la comba, a la gallinita ciega, a los bolos... ¿les suena de algo, verdad?
Diego Ortega, profesor de Educación Física de este centro, es el máximo responsable de recuperar estos juegos tradicionales que tantos abuelos y padres de sus alumnos recuerdan con nostalgia e ilusión por la gran diversión que les proporcionó en su momento y por lo que les gustaba al poder relacionarse mucho más con sus amigos de la infancia.
Esta iniciativa no nace por casualidad o por un capricho de este maestro. Ortega advirtió que durante el confinamiento por el Covid los niños habían aumentado su relación con el sedentarismo, con internet, los videojuegos... y apenas jugaban en la calle. Con la vuelta presencial a las aulas, en sus clases de Educación Física todavía no estaba permitido compartir material –tocar el mismo balón, aros...–, algo que mermaba el desarrollo motriz del alumnado.
Ante este panorama, Ortega decidió buscar una alternativa. «Se me ocurrió pedir a los estudiantes de quinto de Primaria que hablaran con sus abuelos y padres para que les contaran a qué jugaban de pequeños con la idea de reconstruir estos juegos en clase. Al día siguiente venían emocionados con las historias que les habían contado en casa al revivir sus mayores tiempos pasados».
Todo el listado de juegos lo fueron clasificando por categorías: fuerza y habilidad, juegos verbales, inteligencia y juegos con material. Cada alumno tenía que traer un mínimo de tres juegos y una vez revisados y organizados los pusieron en común para llevarlos a la práctica. Son juegos que se realizan en la asignatura de Educación Física de forma académica y hemos comprobado que el rendimiento del alumno aumenta en todos los sentidos».
Como valor añadido, todos los juegos se realizaron manualmente por los estudiantes con materiales reciclados, lo que también les ha ayudado a reforzar su espíritu sostenible: botellas de detergente pintadas para jugar a los bolos, cartón y palos para jugar al laberinto pelota...
Esta iniciativa se ha extendido también a otros cursos. «La respuesta ha sido fantástica y los alumnos están muy ilusionados porque son los protagonistas, los que se han encargado de recoger la información y pensar en cómo crear los juegos con materiales y las reglas. Los docentes solo les hemos servido de guía. Han realizado unos 50 juegos».
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Explica Diego Ortega que, además, «hemos visto que antes solo jugaban al balón en el recreo, sobre todo los chicos, pero ahora no es raro ver cómo cantan canciones tradicionales de nuestra zona y se divierte con juegos que han rescatado de la memoria de sus abuelos y padres. La idea es que puedan practicarlos también fuera de la escuela, en la calle y los parques, porque les aleja de las pantallas y les favorece la socialización y creatividad mientras se divierten y mejoran su desarrollo motriz».
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