Comedores escolares: los guardianes de la salud ante el alarmante aumento de casos de obesidad infantil

No es, desde luego, un problema solo de España. Tal y como indican los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se trata de un fenómeno que afecta a 124 millones de niños y niñas de entre 5 y 19 años en todo el mundo.

En la lucha contra esta lacra, los colegios, de la mano siempre de las familias, se convierten en un arma imprescindible, donde se establecen las bases sobre las que se asienta la educación alimentaria y se trabajan aspectos indispensables para el desarrollo físico y cognitivo de los más pequeños.

Así lo indica la Asociación Española de Pediatría, entidad desde la que se insta a los colegios a que los menús sean cuidadosamente planificados por personal cualificado del ámbito de la dietética y nutrición, e incorporen como ingredientes principales elementos de todos los grupos alimentarios en proporciones adecuadas.

Desde esta asociación recomiendan, por ejemplo, que todos los días se ofrezca la posibilidad de consumir verduras y hortalizas cocidas o crudas en ensalada, ya sea como ingrediente del primer plato (principal o complementario) o como guarnición del segundo plato.

La AEP también recuerda que las legumbres deben servirse en los menús escolares una o dos veces por semana. Los alimentos del grupo de los cereales: arroz, pasta alimentaria y las patatas serán el ingrediente principal del primer plato 2–3 veces por semana y, preferentemente, se combinarán en preparaciones culinarias con verduras.

Respecto a las carnes magras, pescados variados y huevos, los pediatras también aconsejan que se alternen como elemento principal del segundo plato, acompañado siempre de un suplemento de ensalada o guarnición de verduras y hortalizas. Los pescados estarán presentes en el menú al menos 1 o 2 veces por semana y los postres, por su parte, deben consistir en una pieza de fruta y/o un lácteo, preferentemente yogur natural. Los productos de bollería o pastelería solo podrán ofertarse de manera excepcional.

En esta línea de prevención cada vez son más los colegios que ponen en marcha iniciativas originales para concienciar a los alumnos sobre la importancia de una buena alimentación. Algunos ejemplos de estas acciones pueden ser, por ejemplo, las puestas en marcha por el colegio Hastings School: concursos de recetas saludables para trabajar en conjunto un recetario, trabajar la introducción de verduras de temporada cada día, charlas con nutricionistas, talleres sobre la importancia del deporte o del descanso para complementar ese bienestar.

Sumado a la prevención, otros ofrecen incluso dietas hipocalóricas según las necesidades del alumnado. Así, según se extrae del III Observatorio Mediterránea de Comedores Escolares, hasta un 15% de las peticiones de menús especiales están orientados a una alimentación especialmente baja en calorías. «La mayoría de estas dietas están asociadas a la obesidad infantil, una cuestión que preocupa especialmente en el sector», reconoce Rocío Royo, directora de Nutrición de Mediterránea y responsable del Observatorio.

Abordar el exceso de peso pasa por instaurar hábitos saludables también fuera del comedor. En este sentido, la familia es el primer ámbito en el que los niños reciben información. «Pero nuestro deber es ayudar a los padres a trasladar un proyecto nutricional en sus casas, para que la dieta mediterránea forme parte de la cultura gastronómica de los más pequeños». añade Royo.

De esta forma, señala esta experta, «desde los centros educativos deberían ofrecer una información clara y lo más completa posible sobre lo que comen los niños en el centro escolar para poder escoger la opción más adecuada para complementar el menú en el hogar. Lo ideal es darles apoyo a los padres mediante menús mensuales y las posibles cenas, por ejemplo».

Alineado con este aspecto está implantado el programa CEU Saludable, que trata de impactar no solo en el comedor, sino en los hogares de sus alumnos. «Disponemos de un servicio de nutricionista propio que colabora en esta labor, así como un responsable nacional que coordina todos nuestros centros. Así se lo hacemos saber a las familias, que pueden contar con nosotros para cualquier duda».

No cabe duda, corrobora el prestigioso doctor Antonio Escribano, especialista en Endocrinología, Nutrición y Medicina de la Educación Física y el Deporte, y asesor de la Copa Covap, de que los padres tienen «un papel primordial a la hora de ayudar a los niños a establecer rutinas saludables, promoviendo una alimentación sana y equilibrada, limitando el uso de las pantallas y fijando horarios para realizar determinadas comidas o actividades al aire libre, sin olvidar la práctica regular de ejercicio en edades tempranas. Con el tiempo es más difícil erradicar ciertas actitudes y costumbres perjudiciales que se interiorizan desde muy pequeños y que se acaban trasladando a la edad adulta. Deben ser conscientes de que sus hijos los imitan».