La sorpresa de una experta en finanzas: «¡Hay matrimonios que se cobran hasta los nachos de la cena!»
Entrevista con Natalia De Santiago, autora de «Invierte en ti», el libro donde da las claves para gestionar nuestra economía de una manera tan eficaz como entretenida
Natalia de Santiago es ingeniera de formación, financiera por vocación y está especializada en el impacto económico del cambio climático. Lleva contando dinero, propio y ajeno, real y ficticio, desde que con 8 años le sisó un cuaderno de contabilidad a su padre. Ahora acaba ... de publicar «Invierte en ti. Cómo organizar tu economía en 11 pasos para vivir mejor» , donde da las claves para gestionar nuestra economía de una manera tan eficaz como entretenida. Qué duda cabe que con la crisis actual este libro se hace más necesario que nunca.
¿Confirma usted el dicho: «Ccuando el dinero se acaba, el amor sale por la ventana»?
Si, es verdad, el dinero en la pareja es un punto de fricción. Hay cosas que se pueden hacer para evitar eso, y una de ellas, es tener las cuentas claras. Los secretismos no suelen funcionar y suelen dar lugar a muchos malentendidos . No hay que tener miedo de sacar el tema, hablarlo, para que luego no se haga una bola de nieve.
¿Por qué cuesta tanto hablar de dinero?
En España cuesta un horror hablar de dinero, parece que es el último tabú. Pero sí que hay que hablar de este tema, incluso a los niños a los que protegemos igual en exceso, parece que no se pueden enterar de nada . Hemos querido darles tanto que se nos ha olvidado un poco prepararlos para la vida real. Hay que empezar a tener estas conversaciones desde que son niños , que no parezca como si las cosas las trajeran los reyes siempre.
Antes de la boda, ¿hay que poner las cosas claras, monetariamente hablando?
Sí. De novios parece que no tener dinero o no llegar a fin de mes es algo de lo que hay que avergonzarse… pero es algo que a todos nos ocurre en algún momento. En España parece que no le pasa a nadie, solo se habla de éxitos. Soy muy partidaria de darle publicidad de fracasos. Aquí da la impresión de que solo se habla cuando se gana mucho dinero. Es como esas parejas que siempre se están besando en público y luego se llevan fatal en casa. Lo del dinero es un poco así.
¿Cómo aconseja usted poner el tema encima de la mesa?
Este tema sale la primera vez cuando empiezas a tener gastos comunes y te planteas una cuenta común como el primer paso financiero, por ejemplo, para los gastos del piso, aunque no estés casado. En ese momento se empieza a ver el plumero de cada uno, el cuánto entendemos que es común y cuánto no. Ahí ya va la personalidad de cada uno: habrá el de «tú comes más» o el que es más generoso, pero en ese momento se marca la dinámica de la vida en común.
¿Cuentas compartidas, de cualquier forma?
En algún momento va a ser muy difícil no abrir una cuenta en común. Y ya no te digo cuando niños de por medio, sí es un paso que se suele dar y es sano. Luego entran las negociaciones de si es proporcional a cada uno lo que gana. El concepto de justicia varía mucho. Hay gente que incluso hace el 50 por ciento siempre, y que lo lleva hasta el extremo. Yo he llegado a escuchar a una pareja casada y con niños: «hoy te invito yo» . Estas situaciones son reales como la vida misma. ¿Qué le iba a cobrar, los nachos de la cena? Llevar las cuentas al milímetro es complicado y, la verdad, para mi gusto es muy extremo.
¿Cuál es su consejo para la gestión de un hogar sin pérdidas?
El presupuesto familiar es conveniente hacerlo. Tener un presupuesto familiar y un poco de previsión siempre ayuda. Lo ideal es hacer un Excel Familiar. Discutir la cosa con números en la mano y no solo sensaciones ayuda a no entrar en círculos viciosos o recriminaciones.
¿Recomienda tener ese Excel Familiar en abierto para todos los miembros de la familia?
¿Abierto? Creo que sí. Es verdad que hay gente no tiene interés y confía muy ciegamente en el otro miembro de la pareja. Es más, luego tampoco pide cuentas, no se queja. Que todos tengan acceso a toda la información y el que no la quiera mirar allá su responsabilidad. Cuando hay que tomar decisiones sí que es importante tener datos.
¿Cuándo hay que ponerse en manos de alguien?
Asesorarse e informarse es buena idea, pero para hacer un presupuesto no necesitas un asesor. La cosa se complica si hay hipotecas, inversiones... Entonces siempre es mejor hablar con una persona ajena y neutra que puede ayudar mucho. Hay que quitarse esa idea de que los asesores financieros son para millonarios. Los hay accesibles para casi todos los públicos, pero cuando se necesita asesoramiento puntual hay que pedirlo y buscarlo.
Las declaraciones, ¿juntas o separadas?
Todo depende un poco de si son muy dispares o no, de la tirria que se tenga la pareja… En mi caso, siempre he probado a hacer las dos y he mirado a ver cuál me salía mejor. No siempre es igual. El programa Padre que hay en España funciona increíblemente bien, ojalá en Alemania tuvieran uno como ese.
¿Por qué nos cuesta tanto ahorrar a los españoles?
Hay más tasa de ahorro en los países nórdicos. Allí es cultural y viene dada por el tiempo, cuando uno pasa inviernos bajo nieve… pasa más tiempo en casa. En España la metereología es más benigna y hay menos cultura de ahorro pero por contra también hay más cultura de apoyarse y ayudarse las familias cuando vienen mal dadas. En la pandemia las tasas de ahorro de los españoles se dispararon, pero ya podíamos ahorrar cuando las cosas nos van bien y no cuando la cosa se pone fea. El Banco de España en 2018 lanzó un recordatorio sobre este problema que tenemos y sobre la conveniencia de ahorrar cuando las cosas van bien. Es verdad que ahora tampoco es el momento de ahorrar pero, insisto, hay que acordarse de esto cuando las cosas van bien. Este es el mayor fallo que cometemos. Recordemos también que un tercio de las familias españolas no tenían ni un mes de ahorro cuando empezó la pandemia, y eso sin trabajo es dramático. Es muy llamativo.