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Nota EBAU: «No me da para hacer la carrera que quiero. ¿Qué hago ahora?»

Pensar que se trata de un año perdido es un error porque existen numerosas alternativas con las que formarse tanto profesional como personalmente

Una alumna durante el examen de selectividad ROBER SOLSONA
Ana I. Martínez

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La EBAU ya ha finalizado. Para muchos estudiantes, las pruebas de acceso a la universidad son un auténtico calvario. Para otros, sin embargo, lo peor empieza ahora: dilucidar el futuro cuando la nota obtenida no te da para hacer los estudios que deseas.

« Nunca hay que sentirse fracasado », recuerda Alejandra Koeneke , profesora de Psicología en la Universidad Europea y doctora en Neurociencia. «Los sentimientos de frustración son normales. Hay que saber aceptarlos. Pero el hecho de que un joven esté en esta situación forma parte de un aprendizaje previo a las futuras frustraciones, entre las que se encuentran las del mundo laboral».

Y es que no todo sale siempre como uno desea. Por eso es fundamental saber afrontar la situación . «A veces las cosas ocurren por algo. Aunque en este momento no consigamos alcanzar el objetivo marcado, no significa que no lo vayamos a lograr en otro momento», afirma la experta, que aconseja a los adolescentes « pensar que se abren otras puertas cuando una se cierra » porque «una cosa es suspender y otra que no te de la nota».

Ante esta última situación, Koeneke recuerda que «siempre hay alternativas». Es, estos casos, cuando toca poner en marcha el plan B . «Una de las opciones es repetir la prueba para mejorar la calificación o bien, volver a examinarse el año que viene », comenta. Eso no significa que vaya a ser un año perdido. «Hasta entonces, el alumno puede hacer muchas cosas: irse a estudiar un idioma al extranjero, optar por un voluntariado... De hecho, hay voluntariados relacionados con carreras profesionales», recuerda. Por todo ello, esperar un año «puede ser una oportunidad dependiendo de cada circunstancia ».

Apoyo familiar

En estos casos resulta más importante que nunca el apoyo de la familia . Padres y madres no deben presionar a sus hijos instándoles a estudiar Derecho porque ellos sean abogados. « Un alumno que cursa la carrera que sus padres desean no va a triunfar », recuerda Koeneke.

Según la experta, es clave el «apoyo incondicional de los progenitores cuando a su hijo no le ha dado la nota para la carrera que desea, apoyándole en la búsqueda de alternativas , sin pensar en que no es un año tirado a la basura. Siempre hay cosas que hacer a nivel profesional y personal que te complementan».

Pueden ayudar a sus hijos a analizar las profesiones que pueden estar relacionadas con los estudios que desea. Por ejemplo, hacer Enfermería no significa solo trabajar en un hospital o centro de salud. Y esa información deben tenerla los jóvenes.

Frases tipo «¿cómo vas a estudiar eso?» es mejor que los padres y madres se la guarden». « Y si se equivoca no pasa nada », asegura la experta. «Hay que aprender de los errores y sobreprotegerles no les hace bien».

Estudiar en otra ciudad o hacer un módulo

Koeneke recuerda que también pueden « sondear las universidades de otras ciudades » porque las notas de corte no son iguales en toda España. En este sentido, alejarse de la familia se traduce en «un aprendizaje personal y madurez para su desarrollo como persona».

Otras opciones son cambiar de trayectoria . En este caso, la profesora de Psicología en la Universidad Europea aconseja meditar muy bien la decisión. «Todo depende de cómo sea el alumno», subraya. «Si realmente quiere hacer esa carrera, que espere a la próxima convocatoria -continua-. Si no lo tiene claro, puede optar por estudios similares, que previamente debería analizar con tranquilidad».

Otra alternativa son los ciclos formativos de grado superior de FP para, después, acceder a la universidad. «Y otra opción es cursar el grado en un centro privado -añade- Salvo por el aspecto económico, es una opción tan válida como las anteriores. Incluso cuentan con más recursos».

Lo que sí hay que tener claro es que el acceso a la universidad supone un gran cambio en la vida de cualquier adolescente . «Hasta ahora, el colegio y los padres han dirigido los estudios del menor pero una vez entras a la universidad, esa 'protección' desaparece», recuerda Koeneke. En la universidad, estudiar depende solo del alumno . «Es verdad que los jóvenes deberían llegar ya con esa autonomía a la universidad pero no es así porque no se les enseña y se les protege en exceso, impidiéndoles desarrollar su potencial», explica la docente. «Por eso hay tasas muy altas de abandonos», recuerda

La falta de recursos para saber gestionar el tiempo , su propia autonomía, poner en marcha ciertas técnicas de estudio son claves para afrontar esta nueva etapa dotada de una independencia que jamás han conocido. «En muchos casos necesitan de apoyo psicopedagógico o psicológico cuando jamás lo han tenido. Y no pasa nada. Deben buscar ayuda si ven que esforzándose y sacrificándose no obtienen resultados», concluye.

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