Guía para entender las metodologías que se imparten en el colegio de tus hijos

Pautas para no perderse entre el amplio abanico de metodologías que se aplican actualmente en las aulas

En la imagen, una profesora indica a sus alumnos a dar visibilidad a lo aprendido durante la clase

Educación por proyectos, aula invertida, aprendizaje cooperativo, inteligencias múltiples, gamificación... Los padres, sobre todo aquellos que se enfrentan por primera vez a que sus hijos se inicien en un centro escolar , suelen perderse entre las diferentes metodologías que emplean las escuelas en las ... aulas para motivar a los alumnos en su aprendizaje. Y es que la manera tradicional de impartir una materia en la que el alumno era un sujeto pasivo está dando paso a nuevas prácticas que nada tienen que ver con la forma en la que aprendieron los padres de los escolares actuales.

Las familias se interesan por estas diversas metodologías de impartir los conocimientos en el aula que tienen algunas características en común: permitir clases más activas en las que el docente no sea el único interlocutor, fomentar el trabajo en equipo y las dinámicas de grupo, hacer que el alumno sea, y se sienta, el protagonista de su aprendizaje, descubrir las habilidades personales de cada estudiante, promover la responsabilidad individual, inculcarles valores personales como la empatía o el respeto, despertar su vertiente creativa, las ganas de seguir aprendiendo... Para no perderse en todo ello, estas son las prácticas más utilizadas en las escuelas actuales:

Inteligencias múltiples

En 1983, un profesor de Harvard, Howard Gardner, formuló un planteamiento teórico que ha sentado las bases de un nuevo modelo educativo: las Inteligencias Múltiples (IIMM).

Desde siempre se ha establecido que el cociente intelectual (CI) determina lo inteligente que es una persona. La teoría de las IIMM se cuestiona por qué una persona con mejores habilidades numéricas o lingüísticas es más inteligente que otra mejor dotada para el arte o la música. Esta teoría propone una visión plural sobre la inteligencia, estableciendo que los seres humanos contamos con ocho tipos de inteligencias distintas : interpersonal, intrapersonal, kinestésico-corporal, musical, lingüística, lógico-matemática, viso-espacial y naturalista.

Este enfoque implica, según María José Ayuso , profesora de Infantil del Colegio Joyfe y coautora de la «Guía de las Inteligencias Múltiples en el aula» , que hay que entender «que nadie es igual, que cada persona es inteligente de diferente forma y no todos aprendemos de la misma manera, por lo que debería existir una educación personalizada. Y, por otra parte, desde el momento en que descentralizamos la atención del docente y de los contenidos, se hace preciso hacer uso de metodologías didácticas que permitan al alumno decidir y participar activamente».

De esta manera se desarrollan competencias y se pone al alumnado en situación de «aprender haciendo» por vías mucho más diversas que lo que ha sido la inteligencia lingüística y lógico-matemática, vinculadas con la tradición escolar. «Se trata, por tanto, de una formación integral donde se aborda un mismo contenido desde distintas perspectivas provocando una situación de aprendizaje con distintas formas de materializarse».

Aprendizaje cooperativo

El aprendizaje cooperativo es un método donde destaca la participación de los alumnos, que trabajan unidos para conseguir unos objetivos comunes, dejando de centrarse en lo individual para dar más énfasis a lo colectivo. «Los chicos no actúan como sujetos pasivos a la espera de que el profesor les diga lo que tienen que hacer, sino que se convierten en protagonistas de su propio aprendizaje —explica Charo Ulecia Pardo, profesora de Logos International School —. Se ayudan entre sí avanzando en conjunto en el descubrimiento de nuevos aprendizajes, adquiriendo habilidades sociales y desarrollando su inteligencia emocional».

Este tipo de metodología didáctica fomenta la participación de todos, enriqueciendo la comunicación, la empatía, y respeto de cada persona según sus habilidades . Entre los principales beneficios para el alumno, Andrés Bernal Pérez, profesor de Logos International School, destaca que «aumenta el compromiso con los demás compañeros, promueve la responsabilidad individual y grupal, fomenta la igualdad y la participación, ayuda a mejorar las habilidades sociales y desarrolla una actitud crítica. Sin duda, este método de enseñanza garantiza la consolidación de los aprendizajes a la vez que pone en práctica las habilidades necesarias para el trabajo en equipo».

Aprendizaje por competencias

El aprendizaje por competencias aborda un enfoque educativo donde el alumno está en el centro del proceso de aprendizaje. Además de sus conocimientos tiene en cuenta las habilidades, las actitudes y los valores que desarrolla .

Según César Prieto Castro , director de Educación Primaria de Alameda International School , no está circunscrito solo al aprendizaje que se realiza dentro del colegio, sino que todo el entorno produce conocimiento. «Se basa en saber trasladar el conocimiento a la realidad, a su propia experiencia de vida . El alumno tiene que mostrar lo que sabe y ser consciente del grado de desarrollo de sus competencias».

Asegura este docente que se aplica combinado con metodologías activas como pueden ser el aprendizaje por proyectos o el aprendizaje por problemas. «Este enfoque favorece el aprendizaje personalizado , da la posibilidad de adaptarse al ritmo de cada alumno evitando que avance con lagunas, ya que concede tanta importancia al proceso como al resultado. Su utilización —destaca— permite generar alumnos reflexivos, autónomos, responsables, creativos, críticos y con gran capacidad de trabajo en equipo».

La gamificación

Miguel Ángel Viorreta, profesor de Arcángel Rafael Internacional School, valora la enorme oportunidad de los docentes de ayudar a los estudiantes a encontrar su propio talento y a ser un guía que les empuje y acompañe para que puedan desarrollarlo. «Debemos enseñar a nuestros alumnos la verdadera importancia de los contenidos aprendidos y, sobre todo, enseñarles que otra forma de aprender es posible. Podemos hacerlo de una manera lúdica y divertida. Por todo ello, creo que la gamificación debe ser uno de los pilares en la escuela».

Se trata de un anglicismo del término «gammification» y consiste en trasladar a cualquier campo de la vida las formas, estructuras y dinámicas de los juegos para convertir una tarea aburrida en algo alegre, vivaz y entretenido. «De este modo, se trata de introducir una parte del juego al estudio real, a la vida real : conseguir que realizar una suma sea un reto, hacer un mapa pueda suponer un trofeo o escribir un cuento suponga pasar de nivel».

El aula invertida

«En el aula invertida el alumno pasa de una actitud pasiva a una actitud cien por cien activa durante la clase —asegura Gloria Muñoz, profesora y jefa del Departamento de Humanidades y Ciencias sociales de Secundaria y Bachillerato del Colegio Europeo de Madrid —. Con esta metodología, se presenta al alumno el tema a trabajar antes de la clase, ya sea a través de vídeos, textos o esquemas a partir de los cuales los alumnos reflexionan y empiezan a hacerse preguntas. Una vez en aula, los estudiantes ponen en práctica lo que han visto en casa, trabajan de manera colaborativa y resuelven sus dudas al instante con el profesor».

Esta metodología se basa en la práctica que permite que los «deberes» se realicen en el aula en vez de en casa y sitúa al alumno en el centro del aprendizaje.

«Sus beneficios —prosigue Gloria Muñoz— son múltiples: incentiva la participación del alumno en el aula, los ejercicios se resuelven en clase y las dudas se solucionan al instante. Además, se fomenta el uso de las nuevas tecnologías y profesor dispone de más tiempo para atender de manera personalizada al alumno».

Thinking based Learning

Laura Antón, coordinadora MYP Internacional de Arcángel Rafael Internacional School y certificada internacionalmente en Thinking based Learning (TBL) recuerda la metodología que utilizaban nuestros profesores cuando éramos estudiantes, «donde explicabna el temario, como una locución de radio, corregían los ejercicios y dejaban poco margen para tener dudas. Podríamos pensar —asegura— que esta pedagogía funcionaba porque, al fin y al cabo, no nos fue mal. Pero existe otra manera de enseñar donde el alumno se sienta integrado en la clase, en las explicaciones de los profesores y a la vez participar en el aprendizaje de sus compañeros».

Esta oportunidad, en su opinión, es la que brinda el Thinking based Learning (aprendizaje basado en pensamiento) desarrollada por el profesor y filósofo Robert Swartz de la Universidad de Harvard. Mediante esta metodología se busca que el alumno se involucre y reflexione sobre su propio pensamiento aprendiendo a organizarlos, relacionarlos y comunicarlos

«El profesor se convierte en un guía aprendiendo a hacer las preguntas correctas y trabajando el pensamiento eficaz. Para ello, se utilizan mapas de pensamiento y organizadores gráficos que ayuden a estructurar el pensamiento y permitan aprender mediante el razonamiento y no mediante el uso exclusivo de la memoria. De esta manera —concluye Laura Antón— les daremos a los alumnos las herramientas necesarias para que puedan utilizar estas destrezas no solamente en la escuela, sino también en su vida diaria».

Educación por proyectos

La educación por proyectos se basa en que los alumnos deben desarrollar, de principio a fin, un trabajo a través del aprendizaje activo donde ellos mismos investigan y profundizan sobre un tema concreto. «Se caracteriza —añade Neil Johnm Barnes , director del colegio British School of Valencia — por un trabajo colaborativo que fomenta la comunicación con sus compañeros y profesores, permitiéndoles exponer sus ideas, debatir sobre ellas y llegar a una conclusión en un ambiente más cercano al profesional. El alumno pasa a ser protagonista de su propio aprendizaje ».

Según Neil Jonnm, este modelo educativo requiere de un mayor pensamiento crítico por parte del estudiante. «En este proceso, el profesor se convierte en un guía que brinda a los alumnos de las herramientas y el feedback necesario para que sean ellos los que den forma al proyecto. Para desarrollar este modelo, en el colegio hemos creado un Makerspace, un taller tecnológico y de creación, donde los alumnos pueden reunirse a trabajar de manera colaborativa, compartiendo recursos y conocimientos».

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