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Cinco razones por las que deberías dejar que tu hijo juegue al balón cada día

Una profesora de Educación Física explica que la pelota no es sólo un entretenimiento y aporta muchos beneficios al desarrollo de los niños

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Madrid

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Hay un objeto que nunca pasa de moda. No necesita pilas, pantallas ni conexión a internet. Basta con lanzarlo al aire, perseguirlo, compartirlo. Es redondo, sencillo y, sin embargo, tiene el poder de reunir, emocionar y transformar. Sí, se trata del balón, ese compañero de juegos que ha rodado por patios, parques y playas durante generaciones, y que, lejos de ser sólo un entretenimiento, es una herramienta poderosa para el crecimiento de nuestros hijos.

Sandra Firvida, profesora de Educación Física y colaboradora de Colorbaby, lo tiene claro: «El balón es magia. Y no por romanticismo, sino por evidencias. En cada pase, en cada carrera, se esconde una oportunidad de aprendizaje». A partir de su experiencia, revela las claves de los múltiples beneficios que jugar al balón aporta al desarrollo infantil.

1. Cuerpo en movimiento: los beneficios físicos

Jugar al balón impulsa el desarrollo motor de forma natural. Correr, patear, driblar o lanzar son movimientos que mejoran la coordinación, la agilidad y la fuerza. Además, fortalece huesos y músculos, estimula la salud cardiovascular y ayuda a prevenir la obesidad infantil. Este tipo de juego proporciona a los niños una base motora sólida que les dará seguridad y soltura en otras actividades de su vida diaria.

2. Mente despierta: los beneficios cognitivos

Detrás del juego con el balón también hay pensamiento estratégico. Los niños toman decisiones rápidas, anticipan jugadas y analizan el entorno constantemente. Esta dinámica mejora la concentración, la planificación y la capacidad de resolver problemas. En definitiva, la mente también se entrena mientras se juega.

3. Con los demás: los beneficios sociales

El balón une. En el juego colectivo se construyen relaciones, se aprende a colaborar, a respetar turnos, a ceder y a liderar. Jugar en equipo enseña a convivir. Fomenta la empatía, la comunicación y el sentimiento de pertenencia. Todo esto es clave para que los niños desarrollen habilidades sociales sanas y se sientan parte de un grupo.

4. Corazón fuerte: los beneficios emocionales

Ganar, perder, esforzarse, superarse, frustrarse y volver a intentarlo. El balón también es una escuela emocional. Ayuda a canalizar energía, reduce el estrés y libera endorfinas, generando bienestar. El juego se convierte así en una válvula de escape y también en un motor de autoestima.

5. La chispa de la creatividad

Un balón no siempre se usa igual. A veces hay porterías, otras veces no. A veces se inventan reglas o se juega solo. Esa libertad estimula la imaginación. Improvisar jugadas o crear juegos nuevos es también parte del desarrollo cognitivo y creativo.

6. Un juego con huella

Todos estos beneficios confluyen en algo mucho mayor: el desarrollo integral del niño. A través del balón, los niños ganan confianza, aprenden valores como el respeto, la disciplina y la perseverancia, y construyen una base emocional y social sólida.

«Todos conservamos un niño dentro de nosotros con ansias de jugar», decía Jean Piaget, reconocido por sus aportes al estudio de la infancia y por su teoría cognitiva constructivista del desarrollo de la inteligencia. Tal vez por eso, cuando vemos a nuestros hijos correr tras un balón, algo en nosotros sonríe. Porque sabemos que en ese gesto hay salud, hay conexión, hay vida.

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