Planes con niños en otoño: microteatro infantil para explorar las emociones

El verso (pero un verso, según explica, «libre, fácil y casi canturreado») es también la apuesta de Susana Mercado, autora de «Partículas revueltas», que asegura que les ayuda a mantener la atención y seguir la aventura, además de hacerlo más ameno. Las señas de identidad de esta compañía (« Serendipity ») se basan en crear un teatro «rico en valores, que fomente la amistad, el compañerismo, el trabajo en equipo, la coeducación y la igualdad de género». Otro de sus recursos es que suelen «pecar» de bromear con los padres para provocar que sus hijos, al verles reír, entren más en el ambiente teatral.

Aunque lo habitual es que en sus obras infantiles, Susana Mercado recurra a personajes fantásticos (duendes, hadas, brujas...) en esta ocasión han apostado por algo realista: científicos.

A la hora de trabajar con el texto de «Partículas revueltas», el director y actor, Juan Ángel Melero, tuvo claro que ahora los niños tienen acceso inmediato a decenas de estímulos a través de juegos o películas y que había que ofrecerles algo más que una historia. «Creamos para ellos juegos, coreografías, interacción con actores o con la escenografía. En definitiva, obras dinámicas que les atrapen por los oídos y por los ojos», explica.

Al igual que en el texto se trabaja con imágenes, ritmo y musicalidad, la dirección y la puesta en escena exige aportar estímulos de todo tipo a través de la interpretación y de la escenografía. «El niño o niña tiene que vivir el teatro como una experiencia sensorial donde además puede ser también el protagonista. En ocasiones, se hace partícipe a los niños rompiendo la cuarta pared y pidiéndoles que ayuden al protagonista en sus aventuras», revela Baida. Pero en el caso de «Tubo y el hada de los animales extraordinarios» la directora ha querido centrarse en que el público disfrute más de las canciones y de los bailes.

A nivel interpretativo, los actores tienen que tener gran capacidad de adaptación y de improvisación . «El público infantil es muy dispar, puedes tener niños tanto de 2 años como de 5, por eso hay que saber realizar una adaptación in situ durante la función», cuenta. A ello hay que sumar que los niños, en general, son muy espontáneos: «Pueden interrumpir la función con alguna pregunta o con algún llanto. Por eso los actores tienen que tener la capacidad de improvisar y de meter esas interrupciones en la función». Algo que, según afirma la directora consiguen a la perfección Nacho Vega y Patricia Garó, actores «todoterreno».

El director y actor (junto a Ainhoa Molina) de «Partículas revueltas», Juan Ángel Melero coincide con Leila Baida y Víctor Suárez Saa a la hora de calificar al público infantil como «sincero y exigente», por eso cuenta que a la hora de interpretar es importante cuidar las energías, sobre todo en la primera impresión que puedan dar los personajes. «Un niño puede rechazar la obra solo por presentarte de forma brusca o de modo que les intimide. Otros, sin embargo, reciben bien a los personajes enérgicos y eso es lo que les atrapa. Como actor, hay que «leer» bien qué tipo de niños te están viendo para adaptarte a ellos», explica.

Para Leila Baida el género musical era el más adecuado para adaptar «Tubo y el hada de los animales extraordinarios» pues es un género que aporta dinamismo a la historia, gusta mucho a los niños y ayuda a que retengan mejor en mensaje que queremos contar. Según el autor, “convertir la obra en un musical va a hacer que los niños descubran un mundo fantástico de la mejor manera posible: cantando y divirtiéndose”.

Además de «Tubo y el hada de los animales extraordinarios» y «Partículas revueltas» , la programación de noviembre de Microteatro Madrid, con pases cada sábado y domingo, incluye « Pinocho 3.1 », de Víctor Miró, e interpretada por Ariadna Santana y el propio Víctor Miró; y « ¿Quién soy? », interpretada, dirigida y escrita por Paula Regueiro y Lucía L. Golán.