El kung fu ayuda a mejorar la concentración a los más pequeños

Aunque existe otra leyenda, mucho más romántica, que cuenta que el monje indio, Tamo, viajó hasta China para enseñar el budismo, se estableció muy cerca del Templo Shaolin y durante su estancia transmitió a los monjes de este templo , algunos ejercicios del yoga indio que, con el tiempo, se convirtieron en ejercicios de artes marciales y, sobre todo, del kung fu.

Desde el Centro de Cultura Han, se cree en el kung fu como algo más que un deporte, ya que «es una mezcla de cultura, arte marcial, deporte y filosofía de vida». Así lo afirma Tombolato, que lleva desde los 8 practicando este arte marcial en Santa Fe (Argentina) y que actualmente realiza visitas periódicas a China donde se encuentra su Maestro Shi De Yang, quien supervisa todo el aprendizaje que se imparte en esta academia.

Algunos de los aspectos que más se practican en el kung fu son la fuerza de voluntad y la concentración. Ambos esenciales para el buen desarrollo de la infancia. Por eso, Bruno anima a todos los niños a realizar kung fu afirmando que «me ha ayudado mucho en cuanto a la disciplina, la perseverancia y a la fuerza de voluntad de seguir adelante con algo a largo plazo».

El uniforme o traje tradicional de kung fu que se utiliza en el centro Han, es el mismo que se usa en el Templo Shaolin de China y es una prenda gris, color que simboliza la mezcla entre el yin y el yang, entre el negro y el blanco. Los más pequeños también llevan un pantalón gris, una casaca parecida a la del kárate, pero también de color gris o una camiseta amarilla, color que da energía al practicante.