El botiquín ideal para el verano en una casa con niños

—Al estar mucho tiempo al aire libre, tenemos que proteger la piel de los más pequeños. Debemos elegir protectores solares con un elevado filtro y que resistan la acción del agua. Además, debe aplicarse varias veces a lo largo de la jornada para que sea efectivo.

—Las picaduras de mosquitos son un mal típico del verano. Si sabemos que vamos a una zona con gran presencia de este insecto debemos comprar un repelente adecuado para la edad de nuestros hijos y que no contenga productos tóxicos. Sus presentaciones son variadas y podremos elegir entre roll-on, loción o incluso divertidas pulseras.

—Si el insecto ya nos ha dejado su recuerdo, debemos aliviar el incómodo picor en nuestros hijos. Podemos aplicar calamina o bien sticks infantiles para acabar con los síntomas. Debemos evitar que se rasquen y se hagan pequeñas heridas que podrían infectar las picaduras.

—Los cambios de horario y de rutina pueden provocar alteraciones gastrointestinales por lo que conviene llevar suero oral en la maleta y ante el mínimo síntoma de deshidratación acudir al centro sanitario más cercano. Existen sueros para beber de diferentes sabores e incluso para comer, como si de una gelatina se tratase.

—Los viajes largos en coche pueden provocar mareos en los niños mayores de dos años. Si ha ocurrido en más ocasiones, debemos consultar con el pediatra para que nos dé algún medicamento que reduzca los mareos infantiles. Pero hay una serie de trucos que pueden ayudarles como poner música o hacer que jueguen con nosotros al veo veo, por ejemplo. Debemos evitar darles de comer durante el trayecto o dejar que lean.

—Durante el periodo estival, los niños tienen una mayor actividad física y al estar más tiempo al aire libre están más expuestos a los pequeños golpes y caídas. Un roll-on de árnica natural será nuestro aliado en las salidas al parque o en los días de playa.