¿Por qué se celebra el Día de la Madre?

Hoy en día podemos saber mediante pruebas de ADN, quién es el verdadero padre pero desde siempre se ha sabido quién era la madre (teniendo en cuenta, además, que separar al bebé de la madre al nacer para llevárselo al nido es una práctica moderna y hospitalaria) Este hecho, el de la aceptación con seguridad de que los hijos sí son de su madre, también forma parte de la cultura. De hecho en pueblos como el judío y de manera tradicional se admite que se es judío si se nace de una madre judía.

La maternidad siempre ha jugado un papel predominante en todas las culturas y sociedades, por lo que la celebración del día de la madre no sorprende. No es un invento de un centro comercial como se lee muchas veces, salvo que en Egipto ya existiera ese centro comercial ya que en la época de los faraones ya había celebraciones y festejos en torno a Isis, la representación de la maternidad, la fertilidad y el nacimiento. Cuanta la mitología que tras morir su hermano y marido (se casaban entre hermanos) encontró todos las partes de su cuerpo despedazadas, partes que se las puso sobre su cuerpo logrando quedar embarazada de Horus.

Sabemos que en la antigua Grecia se rendían honores a la diosa Rea, la madre de Zeus, Poseidón y Hades. De hecho, etimológicamente hablando, Rea significa flujo menstrual (de hecho, todas las palabras que se refieren a disfunciones con el ciclo menstrual llevan el sufijo rea, eso sí con doble rr, amenorrea, dismenorrea, oligomenorrea…) En la mitología griega, Rea es la madre de todos los dioses, por lo tanto su figura está fuertemente ligada a la fertilidad y a la maternidad siendo su símbolo, la luna. Rea es la hija de Urano y Gea y, como Isis, también estaba casada con su hermano, llamado Cronos. De hecho de esta unión nació la primera generación de los olímpicos: Hestia, Deméter, Hera, Hades, Poseidón y Zeus. Cada vez que Rea tenía un hijo, Zeus lo devoraba para evitar que lo derrocasen en el Olimpo. Sin embargo con el último hijo, Zeus, su madre lo sustituyó por una piedra que el padre devoró sin darse cuenta. Aunque más tarde sí descubrió el engaño.

Tomó el testigo la Diosa Cibeles en la mitología romana que es la madre universal y a la que se representa tirada por leones. Los romanos ya tenían un día, el 15 de marzo, al que llamaban Hilaria, para festejar la maternidad. Es, por tanto un rito bastante antiguo. Los primeros cristianos tomaron muchas costumbres paganas a las que dieron un sentido religioso y una de ellas fue festejar la maternidad y, como no podía ser de otra manera la centraron en La Virgen María, la madre por excelencia dentro de la religión. De hecho, en España hasta el año 1965 el día de la madre se hacía coincidir con la festividad de la Inmaculada Concepción. Después se pasó al primer domingo de mayo que es el mes dedicado a María en la liturgia cristiana.

Se sabe que el siglo XVII, en Inglaterra, las clases pudientes otorgaban a los sirvientes ¡un día al año para visitar a sus madres! Ese día podían cocinar un pastel para llevarlo como regalo y parece que ahí comienza el origen del llamado domingo de las madres, Mothering Sunday, que con el tiempo derivaría en el día de la madre. Coincidía con el cuarto domingo de Cuaresma. Es de suponer que esa costumbre se llevó a las nuevas colonias conquistadas, tanto en el caso de España con Sudamérica como de Inglaterra a Estados Unidos. Sin embargo en las culturas precolombinas ya existían ritos para honrar la maternidad . Por ejemplo, los aztecas rendían culto a la madre de su dios Huitzilopochtli, la diosa Coyolxauhqui y que, como los antiguos griegos, era representada por la luna. En su mitología se cuenta que en la creación del mundo mataron a Coyolxauqui que estaba embarazada de su hijo, sin embargo éste, que representaba al sol, sí nació igualmente venciendo a las tinieblas. Por el hecho de haber dado a luz a su Dios y de haber perdido la vida en ello, los aztecas le rendían homenaje con esculturas en oro y plata revelando el profundo respeto de este pueblo hacia la maternidad.

Asociada a esta diosa había una peregrinación en primavera en el cerro del Tepeyac y que tenía un significado sagrado que pretendía también honrar a la propia madre de cada ser humano que hacía la peregrinación. El mayor atributo es que ella daba la vida y en las fiestas se la invocaba como la madre de todas las divinidades siendo representada como una señora vestida de blanco. A veces portaba una cuna en las representaciones religiosas.

En la década de los sesenta del siglo XIX, coincidiendo con la guerra de Secesión norteamericana, una ama de casa llamada Ann Marie Reeves Jarvis en un intento de mejorar las condiciones de vida de los heridos en la guerra, organizó el día del trabajo de las madres donde las mujeres, unidas por el amor hacia sus hijos, se ponían manos a la obra para luchar por una buena causa. Y en 1870, la activista Julia Ward Howe tomó el relevo de su causa proclamando ese mismo año el día de la madre sin mucho éxito. En 1905, la hija de Ann Marie recogió de nuevo la iniciativa escribiendo cartas a todos los políticos reclamando sin descanso la creación de un día para las madres. Un 10 de mayo de 1907 entregó claveles blancos a las puertas de las iglesias donde pudo llegar su influencia. Un acto que se repitió al año siguiente y que se expandió hasta convertirlo en una costumbre. Finalmente en 1912, el presidente de los Estados Unidos Woodrow Wilson proclamó oficialmente el día de la madre en la fecha del 10 de mayo.

Sea como sea y se festeje el día en el que se haga, lo que sí parece claro es que el día de la madre tiene en común celebrar la fertilidad y la capacidad de gestar y parir, algo totalmente ligado a las tradiciones ancestrales aunque, lógicamente con los avances de los últimos cien años, se unen también a este tipo de celebraciones todo tipo de madres lo hayan conseguido de manera natural, gracias a la ciencia o a la siempre generosidad de adoptar.