Viajar cómodos
Los mejores trucos para hacer la maleta estas vacaciones
Si quiere desterrar el «por si acaso» esta información es de su interés
laura peraita
La cuenta atrás más esperada del año por fin ha llegado, al menos para los más afortunados. La vacaciones están a la vuelta de la esquina y ya es hora de sacar las maletas del trastero y empezar a llenarlas.
Para aquellos a los que ... les guste llevarse media casa a cuestas y para los que cada año intentan desterrar el «por si acaso» cuando hacen la maleta, pero no consiguen, van dirigidos estos consejos.
Sea el destino que sea —montaña, playa, desierto...— lo ideal es ir siempre con el menor peso posible para que los desplazamientos sean más agradables. «Se debe intentar meter la menor cantidad de ropa —apunta Héctor Arenós, coautor de Viajar con niños (La editorial Viajera), y protagonista de los viajesdehector.com—. En casi todos los destinos a los que se suele ir hay servicios de lavandería en el mismo hotel o en establecimientos externos. Se puede acudir a ellos por un módico precio y lavar la ropa que sabemos que usamos, en vez de optar por meter el doble o triple de pantalones y camisetas, sobre todo si se viaja en avión o conuna mochila en la espalda».
También hay que decir adiós al «por si acaso». «Todo aquello que se mete en la maleta y que se piense que quizá se podrá usar una o dos veces, es mejor dejarlo en el armario hasta la vuelta, porque seguro que no se utilizará», asegura Arenós.
Los mismo debe ocurrir con el calzado. hay que optar por llevarse el más cómodo porque en vacaciones se camina más tiempo. Un truco es llevar el que más abulte puesto para realizar el viaje y el que menos ocupa en la maleta. «También es buena decisión la de aquellos que se llevan el calzado más viejo —pero cómodo— y aprovechan para deshacerse de él en el destino al que vayan y así dejar hueco en la maleta de vuelta para los recuerdos o caprichos que se compren».
Lo que no hay que hacer nunca es llevar secador, toalla de piscina, plancha... sin antes preguntar al hotel al que se acude si desponen de ellos. «De no tener secador, la pareja solo llevará uno. Al igual que una pasta de dientes para compartir, un gel, champú o desodorante unisex. El ahorro de espacio será considerable. Algunas personas deciden sustituir los botes de gel por las muestras que entregan en algunos establecimientos al hacer compras».
¿Y si viajamos con niños?
En el caso de viajar con niños, si son muy pequeños, es normal llevar más ropa de cambio, aunque como es de pequeño tamaño ocupará menos. Nunca hay que olvidar, a pesar de ser verano, alguna camiseta de manga larga y rebeca y un impermeable porque por la noche puede refrecar y nadie está libre de una tormenta de verano. Al igual que en el caso de los adultos, también se puede acudir a una lavandería para evitar llevar más cantidad de ropa de lo necesario.
Respecto a los pañales, Héctor Arenós es partidario de —en función de número de dáis que se viaje, claro está—, llevar en la maleta los pañales que se vayan a usar, «lo que, por lo general, supone un ahorro y permite no estar pendientes de encontrar un sitio para comprarlos y, además, deja un hueco para guardar souvenirs».
Hasta que el niño tiene 5 años es conveniente llevar carrito. A estas edades no es muy usual que lo utilicen normalmente, pero en vacaciones la cosa cambia. Se camina más y si los padres quieren librarse de llevarles en brazos cada dos por tres mejor será llevarlo. Además, resultará muy interesante para tumbarle en el cochecito mientras se duerme la siesta y así los padres puedan a aprovechar a visitar un museo o realizar cualquier actividad que no sea de interés del menor. En el coche cabe perfectamente, pero si se viaja en otro medio de transporte y puede resultar incómodo, lo mejor es acudir a las numerosas empresas de alquiler que se encargarán de llevárselo al hotel o camping que le sea indicado. Lo mismo harán si alquila una cuna, una barrera para que no se caiga de la cama...
El botiquín de aseo nunca debe faltar y siempre debe ir a mano. «También es imprescindible llevar algún juguete y unas galletas o patatas fritas por si el niño tiene hambre. También son un estupendo recurso por si el niño se aburre. Se le ofrecen unas galletas y así nos dejara media hora más de tranquilidad mientras escuchamos, por ejemplo, la explicación de una exposición», concluye el coautor de Viajar con niños.
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