Familia
Cómo actuar con tu jefe si pretendes conciliar
Los horarios de 8 a 16 horas con media hora para comer serían mucho más útiles para la conciliación
Gema lendoiro
Lunes, 8:30 horas de la mañana. A punto de coger el bolso para salir de casa, Marta recibe un sms de la persona que cuida a sus hijos: ha tenido un contratiempo y no puede ir a trabajar. El marido de Marta ha cogido ... un vuelo a otra ciudad esa misma mañana. Sus padres y suegros viven a más de 100 kilómetros de distancia y ella, abogada, tiene que defender a un cliente en un juicio a las 11 de la mañana. Pero a los niños, de 1 y 2 años, no puede dejarlos solos. ¿Qué hace?
Para empezar tiene un problema gordo y grave: su mundo de conciliación depende de una persona ajena a su familia (la cuidadora) y en su trabajo no existe la flexibilidad que otros tienen ya que los juicios son siempre presenciales. Marta es una abogada de éxito y no debería ser justo que el hecho de convertirse en madre la dejara fuera de la carrera laboral exitosa.
El ejemplo anteriormente citado es una conjunción de malas casualidades pero a veces se dan. Otro día, el marido de Marta se hubiera quedado o quizás algún familiar. El caso es que hoy día, especialmente en ciudades grandes, la red familiar es menos potente. Lo que antes denominábamos la tribu ahora es algo difícil de encontrar. Cuando la estructura de organización familiar depende de algo tan frágil, la mujer suele ser la más sacrificada a la hora de combinar trabajo y familia. Afortunadamente para la sociedad, cada día se mejora y muchísimos padres ejercen en igualdad de condiciones el rol asignado antes a las madres. Pero queda todavía mucho camino por delante .
Azucena Caballero, cofundadora de mujeresempoderadas.org , asegura que «conciliar la vida personal y familiar con el horario laboral de muchísimas empresas es complicado. El mundo de los negocios no se rige por la jornada escolar, y poder llegar a todo se hace muy difícil a veces».
Según Caballero, para conseguir conciliar de forma equilibrada , sin que la salud física ni emocional de la madre trabajadora se resienta, la mujer «ha de tomar conciencia de sus necesidades y de sus capacidades, y asumir su valía como trabajadora, como madre y como ser humano. Y con ese conocimiento adecuar el uso de su tiempo de forma racional».
Asegura que el mundo empresarial tiene muy poco en cuenta, o nada, «que las mujeres, y por qué no decirlo, también los hombres, tienen obligaciones personales con sus hijos y que estos, a partir de las cuatro y media de la tarde salen del colegio. Esto supone que, uno de los progenitores (generalmente la madre) pida jornada reducida lo que, a ojos de la empresa, es una importante traba para la carrera de la mujer, algo que debería ir cambiando en la mentalidad del empresario».
Otro de los principales escollos de la conciliación es la jornada partida que reduce por completo la posibilidad de estar con los hijos un tiempo considerado de calidad, ya que entre la salida del trabajo a las 20:00, el tiempo transcurrido hasta llegar al hogar y una vez en él preparar cenas, baños y corriendo a la cama, no sólo genera estrés y cansancio, también mucha frustración. «Horarios de 8 a 16 horas con media hora para comer serían mucho más útiles para la conciliación, pero España todavía se está muy lejos de conseguirlo».
Mientras, se puede intentar mejorar la situación de cara los jefes para poder gestionar bien el tiempo y lograr, al menos, que se pueda repartir de la manera más eficaz posible.
Entre las herramientas para conseguirlo destacan las siguientes:
•Optimizar la gestión del tiempo. Simplificar, implementar rutinas y hábitos que ayuden a que todo lo esencial se haga casi en piloto automático, aprender a priorizar y enfocarse en lo importante.
•Comunicación asertiva. Hacer en el trabajo propuestas en las que tanto la empresa como la trabajadora salgan ganando: teletrabajo algunas horas de la jornada o ciertos días, turnos intensivos, cambios de horario, reducción de jornada, etc. Y, en su vida personal, saber decir «no» a muchos de los compromisos y peticiones que hacen que la vida se complique un poco más porque tendemos a atender antes los deseos y necesidades de otros que los nuestros.
•Conocer los propios límites. Para saber cuándo pedir ayuda antes de sentirse sobrepasada.
•Reconocer las capacidades propias para conocer el potencial y entender que se tienen muchas opciones, más de las que uno cree. Se puede trabajar para otro, pero también montar un propio negocio, donde los horarios de trabajo los marca la propia persona. Hay un sinfín de oportunidades si uno sabe bien cuáles son sus fortalezas y cómo aprovecharlas. Conocerlas ayudará a sacar lo mejor de uno mismo, ser más valorado y será más sencillo encontrar formas en las que se optimice el tiempo en el trabajo y se confíe en la persona para que trabaje también desde su hogar o en otro tipo de horario.
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