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Estivill: «Para querer ir al cole hay que dormir bien»
Los niños que no duermen suficiente pueden sufrir retrasos en su desarrollo cognitivo, intelectual y físico
s. f.
Un niño sólo está en perfectas condiciones para ir al colegio cuando ha dormido bien la noche anterior, porque «dormir es el acto más importante para estar bien listo la mañana siguiente y afrontar el día con ganas, felicidad y alegría». Esta es la principal ... conclusión que se extrae de la conferencia ofrecida por doctor Eduard Estivill durante la I Jornada sobre Felicidad en el Colegio, organizada por el Bristish Council School . Tener buenos hábitos a la hora de dormir no solo influye en nuestro humor, asegura el autor del libro «Duérmete, niño». «La única función del sueño es un taller de reparación y restauración de todo lo que hemos gastado durante el día, pero no solo de la parte física también la intelectual. Todo lo que aprendemos durante el día durante la noche lo organizamos y memorizamos. Lección dormida, lección sabida, que decían nuestras abuelas», recuerda Estivill. Además, en la fase REM del sueño se establecen las conexiones e interconexiones neuronales que van a determinar el coeficiente intelectual del niño. Y, es durante el descanso cuando el cerebro segrega la hormona de crecimiento.
Por eso es tan importante para los padres preparar el descanso de los niños, las horas de sueño que necesita, y enseñarle hábitos correctos a la hora de irse a la cama, como se les enseña a comer bien, a vestirse solos o a lavarse los dientes. «Se trata de enseñarlos a dormir para hacerlos más felices al día siguiente», es las clave para que los más pequeños de la casa, se enfrenten a las duras y largas rutinas diarias impuestas por nuestro estilo de vida. Según el doctor Estivill , que comparte los enfoques científicos de la Sociedad Americana de Pediatría y la Sociedad Americana del Sueño, un niño de entre 2 y 3 años necesita 11 horas de sueño al día; un adolescente entre 9 y 10 horas; un adulto 7 u 8; y, a partir de los 60 entre 5 o 6 horas. Sin embargo, España es un país corto de sueño. De media dormimos 45 minutos menos que el resto de los europeos, porque nos levantamos más o menos a la misma hora pero luego nos acostamos entre una hora y hora y media más tarde. Y con nuestros hijos hacemos lo mismo. Pero, es un error pensar que el sueño se recupera. «Muchos adultos piensan que dormir es una pérdida de tiempo y duermen apenas 5 horas y dicen que lo recuperan el fin de semana. Esto no es verdad, el sueño no se recupera. Sólo podemos recuperar entre un 10 y un 20% de lo que no hemos dormido» y esto tiene consecuencias en todos los aspectos.
«Taller reparador»
Entendiendo el sueño como un «taller reparador», asegura Estivill , si este taller no funciona bien las consecuencias se ven al día siguiente: mal humor, irritabilidad, falta de concentración, ojeras, etc. A largo plazo, la falta de sueño en los adultos puede provocar problemas de salud más serios como tendencia a la ansiedad y a la depresión, trastornos gastrointestinales, problemas cardiovasculares. En los niños las consecuencias también son graves: fracaso escolar, inseguridad, dificultades de adaptación, soledad. «Mientras dormimos pasan muchas cosas. Sabemos que el cerebro trabaja más mientras duerme que cuando está despierto. Manda más y organiza muchas más cosas. Lo único que no hacemos es producir, no nos movemos, no podemos aprender cosas. El cerebro no puede aprender nada mientras está dormido. Todo lo que aprendemos es en estado de alerta. Mientras dormimos lo que funciona son las estructuras más internas de nuestros cerebros, en la vigilia está controlada por la corteza cerebral, la parte más externas, mientras que el sueño se produce en las estructuras más profundas», asegura Estivill . Y es en estas estructuras profundas de nuestro cerebro donde se segrega la denominada hormona del crecimiento. «Los niños crecen mientras duermen. En los adultos esta hormona nos sirve sobre todo para cambiar la piel. Si empezamos a dormir bien desaparecen las ojeras». Por eso insiste, «un niño que no descanse bien puede que no segregue suficiente hormona del crecimiento y alcanzará una talla más baja de la que podría haber alcanzado con otro hábitos de sueño». «Los niños crecen mientras duermen», apunta Estivill
Pero hay más consecuencias. «Dormir es como bajar una escalera, el primer peldaño es el sueño superficial, el segundo peldaño es el sueño profundo, donde generamos la hormona de crecimiento y viene la reparación de tipo física, cuando recuperamos las fuerzas que hemos gastado durante el día. Después el tercer peldaño es la fase REM, donde se configura la memoria, donde todo lo que hemos aprendido lo ordenamos mientras dormimos y así lo recordamos al día siguiente». Según explica Estivill, en los niños pequeños en edad de crecimiento es en esta fase REM cuando se producen el mayor número de conexiones o interconexiones neuronales. «La parte externa de nuestro cerebro está formada por millones de conexiones entre las neuronas, lo que se conoce como sinapsis. Y, la capacidad intelectual del niño está relacionada íntimamente con el número de sinapsis que tiene su cerebro y que se realiza durante el sueño. Un niño que duerme mal y que no duerme las horas correctas, puede tener un coeficiente intelectual más bajo de lo que podría haber llegado».
El ritmo circadiano
Las personas, explica Estivill, «estamos programadas para dormir de noche y estar despiertos de día, porque dentro de nuestro cerebro hay un grupo de células, núcleo supraquiasmático del hipotálamo, que funciona como un pequeño reloj que nos dice que tenemos que dormir de noche». Según los últimos descubrimientos de cronobiología, «el dormir y estar despierto, dormir y estar despierto es un ritmo biológico que dura 24 horas, se llama ritmo circadiano. El cerebro está programado de tal manera que cuando llegan las 6, las 7 o las 8 de la tarde nuestra válvula pineal empieza a producir una sustancia que se llama melatonina que le indica a nuestro reloj que tiene que dormir». Es cuando cae la luz que el cerebro empieza a fabricarla. Por eso, explica el doctor, es tan importante que los niños se acuesten siempre en una franja de hora determinada, entre las ocho y media y las nueve de la noche. Es importante que los niños se acuesten siempre en una franja de hora determinada
Dormir, nos recuerda este experto, «es un acto fisiológico de nuestro cerebro, una necesidad básica. El hambre es una necesidad del cuerpo, pero a comer bien se enseña porque es un hábito. Igual que el sueño. El sueño es una necesidad, pero dormir bien es un hábito y se enseña». Aquí es donde entran los padres. Hay que enseñarles desde que nacen. Cuando son bebes recién nacidos hay que intentar mantenerles despiertos cuando están comiendo por espacios de media hora, después será más fácil que se duerman. Su “reloj” todavía está inmaduro como el resto de sus funciones y hay que ir dándole cuerda poco a poco». Por ejemplo explica «dándoles de mamar en estancias iluminadas, con música ambiente, para que vayan relacionando la luz, el ruido y la comida, como elementos de su vigilia».«El sueño es una necesidad, pero dormir bien es un hábito y se enseña», apunta el doctor
Más adelante, y una vez descartado que el niño no tiene ningún problema médico no hay que olvidar que «dormir bien es una cosa que se aprende”. A parti de los 6 meses, asegura Estivill «en el 70% de los niños el reloj se pone en marcha automáticamente, solo un 30% de los niños tienen algún problema, y para solucionarlo hay que crear rutinas o hábitos del sueño» adecuados para su descanso. Deben aprender a dormirse solos, en su cuna o en su cama. Porque «los niños que duermen con sus papas tienen más dificultados sociales, trastornos de conducta y sueño», entre otras cosas.
Aprender buenos hábitos
Para aprender los buenos hábitos, Estivill recomienda tener siempre en cuenta que los niños captan con una «inteligencia sublime» todo lo que los padres trasmiten muchas veces sin darse cuenta. Si están nerviosos, inseguros, tienen prisa, etc. La base, añade, «es la trasmisión de afectos y estar tranquilos delante de ellos». Los niños además, «se comunican con el adulto mediante la acción-reacción por eso, en función de la respuesta del adulto volverá a repetirlo o cambiará». Por eso insiste, «La única forma de ayudar a estos niños es hacer papas seguros. El niño es un ser inteligente solo hay que descartar que esté enfermo todo lo demás lo hacemos nosotros, de todo lo demás somos responsables nosotros, los adultos». «El estilo actual hace que muchos padres sobreprotejan a sus hijos», explica Estivill
El estilo de vida actual, concluye el doctor, hace que en muchas ocasiones los padres sobreprotejan a sus hijos, y quieran compensar la falta de tiempo dándoles todo lo que piden. Y, recuerda que «lo importante no es el número de horas que pasamos con nuestros niños, si no la calidad de esas horas. Mejor media hora jugando con ellos, que dos horas dejándoles ver la tele».
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