mayores
El trastorno depresivo en la vejez no es algo normal
No forma parte del proceso de «hacerse mayor». Se trata de un trastorno del ánimo que es necesario tratar

Se ha transformado en algo habitual el ver a un persona mayor con depresión. Sin embargo, tal y como alerta Alba Ribas, la responsable del área de psicología de Lepant Residencial , esto no es así. Se trata de un trastorno del estado de ánimo que debe tratarse, y muchas veces pasa desapercibido en las personas mayores por considerarse parte del envejecimiento o por confundirlo con otras afecciones.
Las causas de la depresión en la tercera edad suelen producirse por:
— cambios bruscos en sus rutinas: una mudanza, la marcha de los hijos, el fallecimiento del cónyuge o la pérdida de la propia autonomía.
—también pueden estar relacionadas con otras enfermedades como las demencias, los AVC, el cáncer, la cardiopatía, los trastornos tiroideos o el mal de Párkinson.
A finales del otoño comienzan los síntomas
Existe un tipo de trastorno del estado de ánimo llamado «Trastorno afectivo estacional (SAD)» , en el cual la depresión sólo aparece en una determinada estación del año, que suele ser otoño-invierno. Según la Asociación Nacional de la Salud Mental (National Mental Health Association); aproximadamente el 25 % de la población sufre de SAD leve durante el invierno y casi el 5 % padece una forma más grave de este trastorno.
Los principales episodios depresivos comienzan hacia finales del otoño y los primeros meses del invierno y desaparecen durante los meses de verano. Se cree que la causa es la menor cantidad de horas de luz solar . El tratamiento normalmente consiste en medicación antidepresiva y psicoterapia, que tiene buena respuesta entre los ancianos.
A nivel de residencias, lo óptimo es que, en estos casos, se trabaje con un equipo multidisciplinar con el fin de establecer un plan de tratamiento adecuado a cada residente con un trastorno depresivo. La educadora social y el fisioterapeuta son los que animan a participar en las actividades, la psicóloga les ayuda a expresar sus sentimientos, el médico les pauta la dosis y medicación adecuada y la revisa periódicamente, y la trabajadora social trabaja con la familia del residente, que normalmente también queda muy afectada cuando el anciano está triste y deprimido.
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