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Consejos de un «coach» para evitar hijos violentos

Es posible ayudar a los adolescentes a que se conozcan ellos mismos, tomen decisiones y conozcan las consecuencias

Consejos de un «coach» para evitar hijos violentos

c. f.

Cada vez hay más padres que se preguntan: ¿Cómo podríamos prevenir actitudes o manifestaciones violentas en nuestros hijos? No olvidemos que la adolescencia es la etapa en la que comienzan los cambios. De hecho, suelen representar los primeros cambios significativos en la vida de una persona. Bajo el punto de vista de Nano López, «coach» o entrenador experto en adolescentes y organizaciones y fundador de www.insideyou.es, «hay uno que sustenta la base de todos y es el control de las emociones. En la adolescencia se sufren cambios físicos y de crecimiento muy elevados. Comienzan a aparecer las hormonas y el desarrollo sexual. Empezamos a adaptarnos y a aceptar nuestro propio cuerpo. Aún sin estar totalmente desarrollado el cerebro, el propio cuerpo es dominado por estos elementos químicos que le sacan de su propia área de control».

De ahí se deriva a otro cambio importante para este este experto: la sociedad. «Comienzan a crearse los grupos sociales, las llamadas pandillas que van a pasar a ser una parte muy importante de su sociabilización . Esto los lleva a experimentar procesos de pensamiento más complejos a medida que comienzan a analizar cuál es su lugar en ese nuevo sistema. Los chavales empiezan a interactuar con sistemas que ya no están sustentados por otros, sino que comienzan a forman parte de uno y por lo tanto aportan algo de ellos mismos. Comienzan a querer destacar y a buscar un futuro que aún ven inestable, comenzando a desarrollar sus propios razonamientos. Sin embargo y en mi opinión, hay un cambio más importante y quizá al que menos se le hace caso. Este cambio es el cambio emocional», apunta.

Búsqueda de una identidad propia

En este momento de su vida, explica este «coach», los chavales están comenzando a ser ellos mismos, están desarrollando el sentido de su ser. «Comienzan a pensar individualmente y este es uno de los momentos más importantes para poder hacer hago al respecto. Los cambios de un periodo a otro siempre suelen ser duros . Debemos de tener en cuenta que ellos vienen en un mundo donde todo se lo han facilitado. Desde bebés nada más nacer, lo primero que hacemos es desarrollar nuestro instinto de supervivencia y comenzamos a llorar para pedirlo todo. Es nuestro primer descubrimiento, sin saber porque, al llorar nos cubren nuestra necesidad. El uso de las emociones comienza en este momento. Es aquí donde se puede trabajar».

Para ellos esta etapa es una ruptura, «lo que nosotros solemos llamar la salida del nido», explica. Y la mejor manera de preparar esta salida no es sujetándoles las alas para que no vuelen, sugiere López, «sino ayudándolos a que las desarrollen por ellos mismos. Debemos de tener cuidado para que esta salida no se convierta en huida». Para ello, este «coach» sugiere que los padres «deben saber que les pueden ofrecer, actuar como guías y proporcionarles herramientas de desarrollo personal para que al menos cuenten con opciones. Si nosotros rompemos un capullo antes de tiempo, seguramente que la mariposa morirá. Sus alas no han podido desarrollarse lo suficiente luchando por ella misma para salir del capullo».

Médicos, políticos, educadores...

A su juicio, la responsabilidad de todos es esa, ayudar a los adolescentes a que comiencen a desarrollar sus habilidades, se conozcan a ellos mismos, descubran sus valores, tomen decisiones y conozcan las consecuencias. En definitiva, proporcionales la respuesta que como adultos de la sociedad tenemos la habilidad de conocer. «No hay nada mejor que sean ellos mismos los protagonistas de su desarrollo, y que si desde temprana edad comienzan a mostrar ante la sociedad los valores adquiridos en casa, seguramente tomaran consciencia del papel tan importante que van a tener que asumir en el futuro. Médicos, políticos, educadores, etc. personas responsables que serán importantes».

Pero son ellos mismos los que tienen que descubrirlo. «Es como si en la adolescencia tuvieran que volver a tener esa sensación olvidada de cuando eran bebés y trataban de aprender a andar y se caían. Pero lo intentaban una y otra vez hasta que lo conseguían y en el día de hoy es algo que hacen sin darse cuenta. Aportemos un espacio de aprendizaje que bien guiado les ayude a ser la mejor versión de si mismos», concluye.

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