De las doce estrellas que Grecia pondrá hoy sobre la pista para medirse a España (18.30 horas, Cuatro) hay una que sobresale por encima del resto. No es el que más títulos ha ganado, pero Giannis Antetokounmpo (Atenas, 1994) es una de las preocupaciones principales de Scariolo y de la selección española por sus cualidades físicas, que le permiten jugar cerca y lejos del aro con la soltura de un base y la fortaleza de un pívot.
La historia de este jugador de nombre impronunciable comienza antes incluso que su nacimiento, cuando sus padres nigerianos deciden poner rumbo a Grecia para mejorar la situación de la familia. Giannis, el tercero de cinco hermanos, nace ya en Sepolia, un barrio al norte de Atenas, donde crece como un griego más, aunque estigmatizado por su origen y el color de su piel. Su madre, exatleta profesional, y su padre, que hizo carrera como futbolista, se las apañan para sacar adelante a su familia con trabajos precarios que no siempre daban para mantener las comodidades. «Algunas veces, nuestra nevera estaba vacía», recuerda Antetokounmpo sobre aquellos duros años en los que salía a vender gafas de sol y bolsos de imitación para intentar contribuir a la economía familiar. « Algunos días no vendíamos nada y no teníamos dinero para comprar comida». Los sueños enredados en esa manta llena de artículos falsificados tomaban el protagonismo en una cancha de baloncesto. Él y su hermano Thanasis -que este año ha fichado por los Knicks- pasaban las horas jugando en pachangas callejeras, aunque nunca juntos. Solo había un par de botas, así que tenían que turnarse para estar sobre la pista.
La vida de los Antetokounmpo cambia el día que Spiros Velliniatis les invita a formar parte del Filathlitikos, un modesto club de la segunda división helena, donde Giannis comienza a despuntar. Su paso por el baloncesto europeo es fugaz y se ciñe solo a este club. «Si hay un jugador que ha ayudado a que el país entero esté apoyando a la selección ese es Giannis. Él nunca jugó para el Olympiacos o el Panathinaikos. No tiene colores en su pasado y por eso le gusta a todo el mundo. Es el jugador favorito por eso y por haberse hecho a sí mismo», reconoce a ABC un miembro de la expedición helena.
Su maravilloso viaje desde Grecia a la NBA comprende un paso virtual por el CAI Zaragoza, con el que se comprometió en diciembre de 2012, pero donde nunca jugó, ya que su elección con el número 15 en el draft de 2013 le lleva directamente a la liga estadounidense. Allí se ha convertido en el primer griego que triunfa de verdad. Un aspirante a estrella, como reconoce Sergio Scariolo al hablar sobre él. «Va para All Star sin ninguna duda y tiene ya una dimensión atlética tremenda», apunta el italiano. Para hacerse una idea de su crecimiento, basta conocer un dato. En su primer año en la NBA creció cinco centímetros y sus 2,11 metros aún no han tocado techo.
Frenarle esta tarde va a ser tarea complicada. La selección ha sufrido ya durante el campeonato para defender a hombres así de altos que se mueven en el perímetro. Ocurrió con Bjelica y con Gallinari y volverá a pasarle con Antetokounmpo. «Es un jugador especial, muy atlético y muy largo. Va a ser una tarea complicada. Es una defensa que tenemos que hacer en equipo», apunta San Emeterio, uno de los que tendrá que hacerle frente durante el partido.





