Tie-dye: las claves del colorido estampado que conquista a jóvenes y 'royals'

Entre todo este popurrí de tendencias, año tras año algunas logran hacerse un hueco claro rompiendo con las ideas preconcebidas. Este es el caso del tie-dye, un estampado que a priori puede resultar demasiado informal para los looks del día a día pero que sin embargo se ha consolidado como el favorito de un amplio público con gustos muy diferentes.

Los inicios de esta moda se remontan a 1969, cuando los hippies buscaban a toda costa expresar su libertad y escapar de las estrictas normas sociales a través de la vestimenta que se inspiraba en la cultura psicodélica con algunas pinceladas africanas. Lo que al inicio se consideraba una oda a la imperfección y el individualismo , poco a poco se hizo un hueco en la industria, entrando en las pasarelas por primera vez en la década de los ochenta.

En la primavera-verano de 2019 volvió pisando con fuerza de la mano de firmas tan dispares como Stella McCartney, Prada, MSGM o Dior, que supieron integrarlo en sus colecciones de modo que en cada una de ellas desprendiese un estilo completamente diferente.

Esa versatilidad es también la clave que ha hecho que desde ese momento haya seguido creciendo y que lo luzcan desde famosas como las hermanas Hadid, Kendall Jenner, Kaia Gerber hasta un nutrido elenco de influencers de todas partes del mundo, encabezadas por Chiara Ferragni, Dulceida, Laura Escanes, Alba Díaz o Thora Valdimars .

Incluso Pauline Ducruet, hija de Estefanía de Mónaco, y la Reina Letizia se han atrevido a llevar prendas con estampado tye-dye en más de una ocasión, demostrando con maestría que se puede adaptar a las situaciones más formales y que aporta modernidad y frescura en todo tipo de situaciones.

Este colorido estampado se adapta dependiendo del modo en el que se presente: si es en pequeñas dosis mediante un bordado, botón u otro detalle menor, o si por el contrario impregna todo un look. Así lo consideran expertos como Jesús Reyes, estilista y CEO de CoolHunting Madrid Comunicación , quien opina que ha aumentado su aparición durante los últimos meses como microtendencia y que estará presente también durante este año en los armarios y estilismos.

«Firmas como Loewe, Scandal54 y Zara lo confirman», señala. Desde su punto de vista, aunque se trate de un estampado que alegra cualquier estilismo, no siempre es fácil de llevar , por lo que propone dos opciones que nunca fallan: «Elige una única prenda tie-dye (camiseta o pantalón, por ejemplo) en tonos cálidos y suaves y mézclala con un outfit que vaya con tu estilo y en colores terracota, blancos rotos, marrones o verde menta y complementos dorados».

La segunda premisa consiste en escoger un tie-dye en colores vibrantes y chillones para configurar un look lo más 'cool' posible. «Llévalo con otras prendas estilo navy, en tonos azules marino o noche y otras en color blanco nuclear y combínalo con accesorios en tono plata o multicolor», aconseja.

Por su parte, el estilista Víctor Blanco, artífice de los looks de celebrities como Sara Cabonero, Nieves Álvarez o Ester Expósito, plantea llevarlo en su versión más deportiva , en prendas informales como un chándal o un 'crop top' combinado con unos vaqueros de cintura alta. « Alberta Ferretti lo ha reinventado de una forma muy original en sus monos haciendo el tie-dye solo en algunas partes de la prenda como la rodilla o los muslos, lo cual me parece más original», sostiene.

El experto considera que en formato camiseta o camisa se ha explotado demasiado y que la versión más adecuada ahora sería en total look con un chándal, acompañado de unas zapatillas blancas para que resalte el conjunto. «A la hora de escogerlo aconsejo decantarse por una paleta que sea acorde con nuestro tono de piel y pelo y a la que sepamos darle un poco de vida con los complementos», concluye.

En los tiempos que corren, en los que la moda se crea más rápido de lo que los mercados pueden asimilar y conviven más corrientes estilísticas que nunca, si se quiere marcar la diferencia con este 'print' hay que aprender a integrarlo de un modo equilibrado en el que no se pierda la esencia de cada uno. Y es que no hay que olvidar que en la naturalidad está el buen gusto.