La nueva etiqueta de boda

1. Novias atípicas. Ya no es obligado ir formalmente vestida de novia. Algunas influencers internacionales se han casado en minifalda, otras en esmoquin y pantalón, algo antes reservado para las fashionistas imitadoras de Bianca Jagger que lo lució con falda en su boda allá por 1971; y otras muchas - especialmente las que contraen matrimonio en islas o playas- lo han hecho con preciosos vestidos ibicencos, eso si, parecidos a los camisones de Laura Ingalls. La influencer francesa Lolita Jacobs lanzó el pistoletazo de salida hace 3 años cuando se casó por lo civil en camisa blanca, pero atención, solo con la camisa.

2. Novias típicas. Por contraposición, y como la modernidad impulsa la vuelta a las raíces, muchas novias han decidido retornar a modelos de vestido muy tradicionales, incluso recuperando antiguos estilismos de los años 20, 30, 40 y 50: vestidos con flecos y corte recto como en los años locos, románticos pero estrictos como en el periodo de entreguerras o de tipo años 50 con talle ceñido y falda de vuelo. El modelo de la Reina Isabel de Inglaterra que su nieta Beatriz recuperó el año pasado para casarse en pleno confinamiento es un buen ejemplo.

3. Alpargatas. La tan ibérica espadrille hace acto de presencia en los atuendos de las novias, para permitirles ir atractivas sin dejar de ir cómodas (algo esencial para disfrutar ese día y evitar la cara de cansancio). Con el aumento de celebraciones en fincas y jardines durante la primavera y el verano - motivadas inicialmente por las más laxas normas anti-covid en los espacios abiertos - se impone evitar clavar los tacones de aguja en el césped o la tierra, cual si se replicasen los hundimientos en arenas movedizas tan terroríficamente descritos en la novela 'El perro de los Baskerville' de Arthur Conan Doyle. Las invitadas, así como las novias, retoman un calzado españolísimo, natural y ecológico que permite bailar hasta altas horas de la noche con estilo y sin amargarse.

4. Peinado natural. Atrás quedaron los recogidos rococó de otras décadas, las florituras en el peinado y los bucles. Se lleva ir peinada con naturalidad. Coletas, pelo suelto, trenzas y arreglos

5. Un maquillaje discreto. Se acabaron las novias maquilladas con ojos de perdiz, con sombras excesivas y contourings tipo Kardashian. Un maquillaje casi imperceptible, labios en tonos suaves y ojos en tonos naturales son la tónica.

6. Madrinas renovadas. Antes excesivamente formales, conjuntadas con vestidos de corte caduco o excesivamente “envejecidas” por sus tocados y peinados anticuados, ahora las madrinas se rejuvenecen. De nuevo, domina la naturalidad, los vestidos de corte midi o new look, los modelos rectos y algo ceñidos para la noche, el maquillaje ligero y los recogidos relajados y sencillos bajo la opcional pero muy castiza mantilla.

7. Las joyas. Muchas novias han dejado atrás la opción de llevar grandes diademas o importantes piezas familiares: véase el caso de Sofía Palazuelo en su boda con el duque de Huéscar o el de Belén Corsini con el conde de Osorno, si bien esta última lució una joya de su familia como pasador para la coleta. No obstante, esto no tiene por qué ser la norma, ya que las piezas familiares hay que utilizarlas en algún momento: una tiara, un collar importante o incluso un broche pueden conformar un perfecto 'devant corsage' en la cintura del vestido de novia, simplemente coronar un recogido relajado o bien lucirse en el cuello, algo menos habitual.

8. Las perlas. Vuelven a valorarse las muy favorecedoras perlas, que tanto iluminan la cara y con tanta pureza pueden acompañar a la novia, madrina o invitadas. Pendientes y collares de perlas son el vehículo perfecto para prestar un halo de luz que supere a cualquier fond-de-teint iluminador como maquillaje.

9. Las invitadas. Los imperantes vestidos florales largos, los conjuntos de pantalón con un toque creativo, los monos en tejidos sueltos o drapeados y los 'wrap dresses' cruzados hechos en telas con dibujo geométrico son algunos de los nuevos básicos de la invitada, que ya no duda combinarlos con alpargatas, sandalias en cuero natural o incluso - las más atrevidas - con zapatillas deportivas, un extremo que conviene medir con cautela para no molestar a los organizadores del evento.

10. Tocados y sombreros. Con este aumento de la naturalidad y la comodidad, parecen no llevarse tanto los sombreros aparatosos en las bodas y menos aún aquellas pamelas de ala ancha que luego se recogen por un lado con un broche o un clip quedando a modo de sombrero napoleónico. En cambio, siguen de actualidad los tocados más recogidos y los sombreros recortados tipo 'casquette' para ceremonias, mientras que los sombreros de paja de gran ala pueblan las playas.