Cuatro vestidos únicos para la boda de ensueño de Marta Ortega

Hace dos días que dio comienzo la boda del año, la que unía en matrimonio a Carlos Torretta con Marta Ortega , y de la que todavía La Coruña trata de recobrarse tras un fin de semana lleno de sorpresas, glamur y muchas celebrities que paseaban como un gallego más por los rincones de la ciudad gallega.

Para esta fecha tan especial, la hija del fundador de Inditex lució hasta cuatro espectaculares vestidos. El de la ceremonia civil, uno de los más impactantes, corrió a cargo de Pierpaolo Piccioli , actual director creativo de Valentino. Se trataba de una camisa de gasa plisada y una falda en color rosa claro con el que el diseñador quería trasmitir, según sus propias palabras, «un imaginario con un inusual sentido de romanticismo, lleno de ligereza, frescura e intención para ilustrar su fuerte personalidad».

El calzado de la novia era un salón escotado de piel en el mismo tono que el vestido. Marta llevaba como únicas joyas su anillo de pedida y unos sencillos brillantes rosas como pendientes. En su muñeca, un hilo azul cumplía con la tradición de llevar algún detalle en ese color. El ramo de novia, obra del florista francés Thierry Boutemy , está inspirado en los colores de la naturaleza gallega .

Para la fiesta en el Náutico que tuvo lugar ese mismo día, Marta Ortega optó por un «look» en negro, también de Valentino: un esmoquin negro compuesto por una blazer con solapas y una falda midi y una blusa transparente . Para completar, unos salones de pulsera de tacón fino en el mismo tono y unos impresionantes pendientes que lucieron gracias al recogido con moño bajo que llevaba.

En la cena de gala del día siguiente, que tuvo lugar en el centro hípico Casas Novas , Marta Ortega cambió totalmente de registro . Impactó con un vestido largo plateado de «paillettes» con escote en la parte trasera y delantera. Con este «look» pasó la mayor parte del sábado noche y fue el escogido para abrir el baile de novios con Carlos Torretta con los acordes de Coldplay y su canción «Yellow» de fondo.

Aunque sin duda el más rompedor, y el más desconocido, fue el que lució para desmelenarse en la pista de baile improvisada que montaron en el picadero cubierto del centro hípico. Se trataban de un modelo palabra de honor de rayas blancas y rosas que contaba con una falda voluminosa y un llamativo escote que terminaba con un lazo.