El crochet

Colchas, pañitos para bandejas, patucos, jerseys y finalmente biquinis, han sido las prendas que a través de las décadas han protagonizado sucesivamente las manualidades de ganchillo. De Inglaterra, Irlanda y Alemania provienen sus primeras menciones en novela y prensa escrita. Pero durante dos siglos, el crochet se convirtió en sustento de viudas, familias necesitadas y comunidades afectadas por malas cosechas y guerras europeas, un recurso sencillo para vestir a los miembros de la familia y para vender en los mercados.

Fue la Reina Victoria la que impulsó el ganchillo como una artesanía valiosa, otorgándole un halo de elegancia y dedicando parte de sus tardes a tejer. Victoria del Reino Unido incluso se entretenía comprando piezas ya hechas a otras señoras, se supone que inspirada por Mademoiselle Riego de la Branchardière, una irlandesa que publicó numerosos artículos sobre cómo llevar a cabo esta técnica.

En España se puso de moda el ganchillo entre las señoras elegantes, que recurrían a él al reunirse para charlar con las amigas. El trabajo de ganchillo distraía y daba tema de conversación mientras se ideaban prendas para hijos, sobrinos y nietos, una tradición que ha perdurado hasta los años 80. Los biquinis de crochet que tantas veces lucimos las adolescentes de los años 80, han vuelto ahora a la actualidad, demostrando de nuevo que en la moda se retoman las prendas vintage como inspiración.