¿Por qué llevas Barbour?
Los modernos del barrio londinense de Hackney revitalizan un clásico británico
El alcalde de Londres, Boris Johnson, llegó al poder con la promesa de traer a la gran ciudad los placeres del campo. Y un paseo un sábado por la mañana por el Broadway Market, el mercado de comida del distrito de Hackney, corrobora su tesis. ... Los hipsters y demás tribus de jóvenes modernos que pueblan la zona cool de Londres salen a la calle abrigados con un Barbour, heredado probablemente de sus padres o abuelos. La firma, creada en 1894 por John Barbour, un comerciante escocés de pieles grasas, ha resucitado de entre los ambientes campestres en los que habían quedado fosilizadas sus prendas para pasar a formar parte del paisaje más urbano.
Según los últimos resultados presentados, la compañía logró en 2011 un volumen récord de ventas de 123 millones de libras (casi 150 millones de euros), un 37 por ciento más que en el año anterior, cuando ya lograron incrementar un 20 por ciento sus ventas sobre 2009. En el Broadway Market, los protagonistas de este resurgir de una marca asociada a menudo en España al pijismo más rancio dan cuenta sin complejos de los motivos de su nuevo romance. «Es cálida e impermeable, algo muy importante en esta ciudad», nos explica Rhys Pettigrove, un joven de 26 años que completa el modelo clásico de Barbour con zapatillas Nike, sudadera con capucha y gafas de sol para un día nublado. «Yo se la he cogido prestada a mi novio al salir», dice sin pensarlo mucho Jo Clayton, de 24 años, que lleva otro modelo verde clásico.
Son los llamados «granjeros de Hackney» y, en Selfridges, uno de los puntos de venta más beneficiados por el fenómeno, explican así su apuesta por estas chaquetas asociadas a la caza: «Los llamados granjeros de Hackney son chicos y chicas listas, que buscan ropa útil y práctica pero que tenga integridad, y la historia de Barbour les da esa credibilidad», aseguran. La célebre prenda impermeable está hecha con algodón escocés y cera, y fue diseñada en sus orígenes para pescadores y estibadores.
Clientas royals
El negocio conoció un primer empujón de la cultura de masas cuando Diana de Gales popularizó el uso del Barbour. Pero el actual renacer vinculado a las tendencias del cool urbano se debe a su adopción por referentes de estilo como Alexa Chung, Kate Moss, Lilly Allen o los Arctic Monkeys. «Hace cinco años, la gente del este de Londres en busca de estilo, siempre alertas ante la posibilidad de lanzar tendencias llenas de ironía, comenzaron a comprar «barbours» de segunda mano y a cogerlos del armario de sus padres», explicaba recientemente Lisa Armstrong, especialista en moda de «The Daily Telegraph». Según una portavoz de la empresa, este fenómeno ha empujado las ventas en el Reino Unido por encima del 50 por ciento del total, con Italia, España, EE.UU. y Asia como principales mercados.
En los últimos años, la compañía se ha preocupado de diversificar sus diseños, y cada año salen ya cincuenta chaquetas diferentes de sus factorías. La colección homenaje a Steve McQueen o la colaboración con el diseñador japonés Tokihito Yoshida han ampliado la clientela, conquistando al ambiente motero con chaquetas más cortas. Y al frente de esta inteligente estrategia se encuentra Margaret Barbour, de 71 años, que tuvo que asumir las riendas de la compañía en 1968 tras la muerte de su marido. Su hija Helen, de 45, ocupa el cargo de vicepresidenta.
Las dos dirigen una exitosa empresa que acaba de abrir una gran tienda en Covent Garden y que tiene parte de su producción en Italia, España, Portugal o Turquía. El principal centro productor sigue estando, sin embargo, en South Shields, donde nació esta saga textil. En esta localidad costera de 80.000 habitantes, los 159 empleados son los encargados de fabricar todavía las clásicas chaquetas por las que a menudo paga, religiosamente, la mismísima Reina Isabel II. Aquí, cada año reciben unas 14.000 chaquetas para ser tratadas y reparadas, alargando la vida a este clásico que huele a cera.
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