Música y moda funcionan: Azealia Banks

Aunque sus estilos (ni el musical ni el de vestuario) no tienen nada que ver, las historias de Lana del Rey y Azealia Banks parecen haber sido calcadas. Dos chicas jovenes norteamericanas, que emprendieron disco en solitario que no funcionó, que más tarde renacieron de sus cenizas gracias a las redes sociales, y que con millones de visitas consiguen el interés de las grandes compañías. Y ahí comienza el juego del dólar. Y no olvidemos que ambas han captado también la atención de la industria de la moda, y este empujón nunca viene nada mal.

Lo que diferencia a la cantante de «Video Games» de Banks es que esta controvertida rapera no ha levantado las sospechas de ser un producto musical y social prefabricado. La de Harlem no se corta en decir palabrotas y verdades, no mide sus apariciones y, al menos hasta ahora, puede presumir de frescura no intencionada.

Azealia ha sido fotografiada para «V magazine», «GQ», Nicola Formichetti se puso destrás de la cámara para inmortalizarla para «Elle» y Terry Richardson lo hizo para la revista de estilo de «The New York Times».

Formichetti, para Mugler, utilizó una de las canciones de Banks («Bambi») para su desfile de moda de hombre en la pasada semana de la moda de París. Además, el diseñador ha dirigido también desde la capital francesa el videoclip de su «single» «Liquorice». Pero no solo el estilista de Lady Gaga se ha rendido al talento natural y deshinibido de la rapera de la boca perfecta. Karl Lagerfeld la invitó a la fiesta de celebración de su nueva línea, «Karl», en su casa parisina. Allí, Banks actuó para los presentes. No se me ocurre mejor lugar para su agresivo tema «212».

Banks no se perdió la semana de la moda de Londres, donde coincidió con Lana del Rey (incluso se fotografiaron juntas, de buen rollo), y tampoco faltó al último desfile de Kanye West en París, donde Azealia era una de las estrellas del «front row» junto a Alicia Keys, P. Diddy y Cassie. Así, sí.

Cuando dejó de llevar uniforme es cuando comenzó a perfilar su propio estilo. «Entonces descubrí Urban Outfitters , pero era demasiado caro», explica en una entrevista a «The New York Times» . ¿Su solución? Comprar en Forever 21 y tiendas españolas y la mezcla resultante era, según ella, un «look hipster». Azealia puede aparecer con una perfecto de cuero, con una simple camiseta de rayas o un top que deje su ombligo al aire; y suele combinar sus «outfits» con complementos flúor. Una «it girl» «from the block».

Lo mismo lleva tacones que deportivas con un vestido. Su larga cabellera morena juega con extensiones rosas, moradas y azules.. Pero tan pronto, se cansa y vuelve a llevarlo moreno. No es fácil encasillar su estilo, pero desde luego, no hay quien escape a ese aura de barrio que desprende a cada golpe de rima. La pregunta es: ¿Cuánto durarán sus «looks» asequibles antes de que se deje seducir por sus nuevos amigos?

Aunque Azealia soñaba con actuar, al final ha sido la música (una mezcla de rap, pop y R&B) la que ha conseguido llevar a esta joven, que trabajaba en un Starbucks para pagarse un estudio de grabación, a fichar con Universal para su primer disco.

«Broke With Expensive Taste» se publicará en septiembre vía Universal. Ya ha adelantado, mediante su cuenta de Twitter , que está colaborando con la intérprete de «Bad Girls» M.I.A. Aunque desde el 25 de marzo se podrá disfrutar de su EP. Bajo el nombre de «212», incluirá la homónima canción con la que alcanzó el éxito, además de varios remixes de sus temas y su más reciente «Liquorice» .

En marzo comenzará una gira que durará en principio hasta octubre y que la llevará por Oslo, Lisboa, Tokio, Liverpool, Londres, Manchester, Reykjavik, y festivales como Coachella . En España no hay ninguna fecha confirmada aún.