Louis Vuitton y MiuMiu también desfilan bajo el influjo del feísmo

En la rueda de la moda, las tendencias ya no vienen siempre dictadas desde el despacho de los grandes diseñadores. Ahora, muy a menudo, suelen salir de la calle, del día a día y son «pescadas» por los bureaux de style . Estas oficinas son centros de estudio de comportamientos sociológicos, en los que se mira con lupa la conducta de algunos colectivos curiosos: jóvenes de ciertas ciudades y etnias, artistas de algunos movimientos, manifestaciones públicas, eventos y festivales musicales. También se analizan la prensa, los comentarios de las periodistas especializadas y las prendas que eligen ciertos líderes de opinión . De este cóctel de ideas, sale un libro de recomendaciones que se vende cada temporada a las grandes casas de moda, las empresas de low-cost y a cualquier otro buen postor.

Además, el «espionaje industrial» también suele dar sus frutos: inocentes fotos de móvil en el showroom de una gran marca pueden acabar en la pantalla de los jefes de producto de una empresa de fast fashion.

Pueden ser muchas las razones, pero uno solo es el resultado: las principales marcas de moda han presentado colecciones extremadamente similares. El desfile de ayer de Louis Vuitton mezclaba tintes punk, prendas con transparencias, zapatillas de tiras enormes tipo Birkenstock, faldas con mocasines, tutús, cuero y redecilla negra , o prendas de corte años 80 con otras de inspiración «Cavalli». Muchos de esos elementos se vieron un día antes en Chanel, y otros han presidido decenas de desfiles en París y Milán.