verano

Un patrimonio de crecimiento súbito

Desde el año 2000 el matrimonio ha adquirido 9 viviendas y 16 hectáreas

a. gonzález

Lejos quedan esos años, hasta bien entrado los 90, en que Ana Rodríguez ejercía su trabajo en la sede regional del Partido Socialista en Toledo, con un sueldo de poco más de 2.000, mientras su marido, José Bono, crecía en poder e influencia como ... presidente de Castilla-La Mancha. Con las incomodidades propias de vivir en un palacio como el de Fuensalida, sede de la Presidencia, el matrimonio y sus tres hijos llevaban una vida dentro de los parámetros de la normalidad. Hasta que todo se disparó. Ana decidió que su legítima aspiración como empresaria le abriría unos nuevos horizontes. Mientras, José Bono se convertía en un referente político cada vez más destacado.

Fue en ese momento en el que, por razones que sólo ellos pueden explicar, el patrimonio de los Bono empezó a crecer como la espuma. La franquicia de la marca Tous que Ana Rodríguez representa hacía precisa una mayor aparición pública, pero en otros ambientes que el meramente político. Y lo cierto es que es que las diversas tiendas de la marca que fue abriendo tuvieron un buen rendimiento.

Pero sin duda uno de los episodios más controvertidos del matrimonio Bono fue la decisión de crear en Toledo la sociedad Hípica Almenara, un negocio con una imagen poco implantada en el ideario socialista. Para más inri, en este caso salió a pasear la figura de Francisco Hernando «El Pocero» por su participación en las obras, además de acusaciones de tratos de favor. Desde entonces, la hípica ha supuesto más bien un dolor de cabeza.

Por esa época, la vida de Bono dio un giro definitivo. Primero, con la derrota en el Congreso del PSOE y más tarde, con la salida de Castilla-La Mancha para ser nombrado por quien le había derrotado, José Luis Rodríguez Zapatero, ministro de Defensa. Tras unos años en este Departamento, en la trayectoria política de Bono llegó un momento que pudo ser crucial.

Tras meditar una posible retirada, el de El Salobre decidió en 2006 continuar y pedir a Zapatero la presidencia del Congreso de los Diputados. Tal vez, como dicen algunos de sus allegados, si hubiera tomado la decisión de dejarlo su matrimonio pasaría por momentos distintos. O no, porque ya por entonces la crisis era algo más que evidente, con rumores de ruptura a los que siguieron desmentidos oficiales. Como señalan algunos, el desenlace era algo que se veía venir.

No cabe duda de que el detonante fundamental de la decisión final ha sido el desgaste familiar que han supuesto las numerosas informaciones en las que ha ido quedando al descubierto el cuantioso patrimonio inmobiliario de la familia Bono. Según estas informaciones, desde el año 2000 el matrimonio adquirió nueve viviendas, un local y 16 hectáreas. Un patrimonio valorado al menos en seis millones de euros, aunque Bono mantiene que tiene un origen lícito. De hecho, ayer la Fiscalía del Tribunal Supremo acordó archivar las diligencias de investigación al considerar que los hechos denunciados por el PP no son constitutivos de delito.

Volviendo al hecho noticioso, lo curioso del caso es que solamente tres días antes de anunciarse de manera oficial la separación, Ana Rodríguez y José Bono asistieron el viernes pasado, acompañados de su hija pequeña, a la invitación del Ayuntamiento para presenciar frente a la catedral el espectáculo de luz y sonido «Lux-El Greco».

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