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MARAVILLOSOS GUIRIS

El verano español según Marc Serrano, un torero mediterráneo

El diestro francés Marc Serrano reconoce que desde niño le encandilaron las playas de la Costa Brava y el Cabo de Gata, donde ahora pasa sus veraneos

MARC SERRANO ABC

Marc Serrano

Mi relación con España y con los veraneos españoles viene de muy lejos. Aunque nací en Nimes de padres franceses, mis abuelos maternos eran españoles y siempre sentí mucha atracción por conocer mis raíces y adentrarme en su cultura.

Recuerdo en la lejanía las vacaciones que pasábamos en la Costa Brava, porque nos quedábamos cerca de casa, y lo que más me llamaba la atención era cómo se hacía vida entonces en la calle. Yo estaba acostumbrado a que en Francia la gente fuera un poco más cerrada y me sorprendía mucho lo acogedores y abiertos que eran los españoles con los extranjeros. Para los ojos de un niño francés, ver las fiestas populares de aquí, las costumbres de los pueblos y la relación que se tenía con los toros me producía una fascinación inmensa. Pero, sobre todo, lo que más se me quedó grabado de esos años fueron el calor y la luz.

Como amante del Mediterráneo me siento muy atraído por el mar y en la costa española encuentro una luz especial que no he visto en otros países vecinos. Sobre todo, en la zona del Cabo de Gata, de donde era originaria mi abuela, lugar donde el color blanco de las piedras y la paz del mar me trasladan a un mundo distinto . Es un sentimiento muy especial que no es fácil de expresar en palabras.

Comienzo taurino

Por regresar a mis primeros recuerdos veraniegos, ya ligados con los taurinos, debo señalar la primera corrida de toros que vi en la plaza de Las Ventas, en una de las típicas corridas de verano con los tendidos semivacíos y la piedra de las gradas abrasando a los espectadores. Entonces tenía doce años, estaba en la capital por un intercambio escolar y ya desde entonces me quedé enamorado de los toros y de todo lo español. De hecho, estoy afincado en Madrid desde hace más de una década y conozco España mejor que Francia.

Luego, ya como miembro de la Escuela de Tauromaquia de Nimes , también fuimos a Lloret de Mar, para ver debutar a un compañero de la escuela como novillero. De esa etapa en Cataluña y de otras posteriores también guardo muy buenos recuerdos personales y profesionales, por lo que me da mucha pena lo que está sucediendo últimamente en esta región y lo abandonados que se sienten los aficionados de esta disciplina allí. Desde estas líneas quiero expresarles todo mi apoyo y decirles que el resto del mundo de la tauromaquia no los olvidamos.

Aunque por el ejercicio de mi profesión no puedo disfrutar de un veraneo convencional de varios días seguidos (el grueso de nuestra temporada se desarrolla en verano), siempre que puedo me hago una escapadita al mar . Ya he dicho que me tira mucho y no puedo estar mucho tiempo alejado de él. Y el lugar en el que más me gusta perderme es en Vélez Rubio, pues, como digo, tengo familia almeriense. Suelo disfrutar de la gastronomía de la zona, de las vistas del Cabo de Gata y, a menudo, de otros lugares del litoral andaluz.

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