Valérie Trierweiler, de la pasión a la pesadilla
Trierweiler conoció a Hollande hace más de veinte años. Y se convirtió en su amante hace cinco, cuando ambos eras padres de tres y cuatro hijos
juan pedro quiñonero
La pasión amorosa entre François Hollande, presidente de la República, y Valérie Trierweiler , su compañera sentimental, se ha transformado en una pesadilla política. Las tribulaciones de una excompañera y un esposo abandonados, la incertidumbre de siete hijos errantes entre los domicilios de dos ... parejas «recompuestas» y las últimas revelaciones del libro «La Contestataria» , que desvelan la historia, complican mucho la vida en los palacios del Estado.
Trierweiler conoció a Hollande hace más de veinte años. Y se convirtió en su amante hace cinco, cuando ambos eras padres de tres y cuatro hijos, respectivamente. Cuando esa historia de amor se hizo pública, el futuro presidente declaró: «Valérie es la mujer de mi vida».
Ségolène Royal , la madre de los cuatro hijos de Hollande, soportó aquella pública puñalada por la espalda con poco estoicismo. La cronista política del semanario «Paris-Match» no solo le había robado al hombre de su vida: durante cinco largos años había estado escribiendo crónicas sibilinas sobre ella -aspirante a la presidencia de la República- y crónicas muy entusiastas sobre Hollande, que también aspiraba a la misma presidencia, cuando alternaba el lecho conyugal de Ségolène con el lecho adúltero de Valérie.
En picado
Ese vodevil políticamente endemoniado se prolongó entre 2007 (cuando Ségolène fue derrotada por Sarkozy en las presidenciales de aquel año) y el mes de mayo pasado (cuando Hollande derrotó a Sarkozy en segunda vuelta de la elección presidencial). Por entonces, la compañera sentimental del nuevo presidente de la República gozaba de fama y popularidad muy positivas: el 51 % de los franceses tenían buena opinión de ella, cuando Hollande era apreciado por un 58 % del pueblo. Apenas han pasado cuatro meses. Hoy, un 67 % de los franceses tienen mala o muy mala opinión de Valérie Trierweiler.
La primera dama se ha convertido en un personaje de guiñol esperpéntico en los programas audiovisuales, donde aparece como una mujer gruñona, sargenta, autoritaria y celosa de su poder e influencia sobre los posibles «deslices» del hombre de su vida.
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