Sergio Álvarez Moya: «No me pesa el apellido Ortega»

Jamás ha vendido su vida personal y asegura que tampoco lo hará en el futuro, aunque podría aprovecharse de la «buena relación» que tiene con la madre de su hijo. «Son encantadores, pero ellos hacen su vida y yo hago la mía, no hay más», comenta, consciente de que habla de una de las familias más relevantes del país, aunque no sea algo a lo que preste especial importancia. «Nunca me ha pesado el apellido Ortega», asegura. Al fin y al cabo, lo llevará siempre consigo junto a su hijo Amancio, del que habla más abiertamente . «Tiene cuatro años y, por ahora, le gusta el fútbol… bueno, le gusta todo», bromea. No le importaría que su primogénito siguiera sus pasos a lomos de un caballo, aunque aún es pequeño para haberse montado en uno. «Lo importante es que haga algo que le llene y le haga feliz».

Se le ilumina la sonrisa al hablar de su hijo y asegura que vive un momento feliz con una nueva pareja, tras superar su divorcio y su separación de Charlotte Murray . « Aquello quedó atrás hace mucho , pero la prensa va muy por detrás», bromea. Su nueva pareja es la alemana Nina Ulenberg , con la que se le ha visto muy acaramelado en varios circuitos hípicos. Con ella comparte su pasión por los caballos, ya que, además de ser arquitecta, es mánager de la amazona olímpica estadounidense Lauren Hough .

Álvarez Moya ha estado ligado al mundo de los caballos desde que tenía siete años, un sacrificio del que no se arrepiente, ya que siempre tuvo muy claro a lo que se quería dedicar. «Estoy todo el día viajando por las competiciones y cuando no lo hago, estoy buscando nuevos caballos. Al final, ese es mi hobby », comenta, sabiendo que esa es la clave para ocupar uno de los puestos del «top 10» del ránking mundial de jinetes, un éxito alcanzado gracias a la amplia cuadra que tiene y que pronto se trasladará en un nuevo centro hípico en La Moraleja.

Se trata de una cuadra con espacio para 32 caballos, con un picadero cubierto y dos pistas exteriores, una de arena y otra de hierba. «No es una instalación demasiado grande, pero lo suficiente para poder entrenar para cualquier tipo de competición», explica. Su idea es mantener ahí a sus caballos y prestar las instalaciones para que las utilice el equipo español de cualquier categoría siempre que lo necesite. Su ubicación, próxima al aeropuerto de Madrid, facilita la llegada de entrenadores de cualquier parte del mundo y también de un equipo que pueda ayudar en el cuidado de los animales. Es un centro algo más modesto que el de su exsuegro Amancio Ortega , pero suficiente para lo que Álvarez Moya necesita sin exigirle demasiado tiempo. «Lo mío es la competición y tampoco quiero ser un esclavo».