Retrasan la operación de la duquesa

Era su deseo y nadie podía impedirlo. Ni tan siquiera sus hijos, que siguen sin querer saber nada del novio de su madre, el funcionario Alfonso Díez, el hombre que actualmente ocupa su corazón y al que defiende a capa y espada ya sea por medio de comunicados o retirando la palabra a aquéllos que dudan de las auténticas intenciones de Díez.

El caso es que mañana a la duquesa de Alba la iban a implantar una válvula en la cabeza para intentar paliar las consecuencias de su hidrocefalia -a estas alturas las posibilidades de que mejore son mucho más escasas frente a las que tenía cuando hace un año el doctor Trujillo le habló de realizar esta intervención- y la aristócrata quiso reunirse con su «amigo entrañable» antes de ingresar en el hospital Sagrado Corazón. Lo que no sabía es que a última hora de ayer los médicos retrasaron unos días esta operación por un problema con un medicamento que estaba tomando.

Horas antes la aristócrata recibió a Díez en Las Dueñas. Ninguno de los hijos de la duquesa se encontraba en Sevilla, por lo que pudieron estar a solas sin más presencia que el servicio deméstico de palacio y la enfermera que la atiende. Pero claro, la presencia del funcionario hizo que todos aquellos que pensaban visitarla tuvieran que adecuar el horario para no coincidir. A fin de cuentas, Alfonso Díez ni se trata con los hijos ni conoce a las amigas íntimas de su amada; tal vez por eso la esposa de Curro Romero, Carmen Tello, acudiera antes para conversar con su querida amiga y presentarle a su primera nieta. Pero ni se cruzaron.

Como es normal, la duquesa está muy nerviosa y preocupada, pero dicen que más animada tras la visita del funcionario. Su ilusión se entiende. Lo de Díez es de análisis. De todas formas parece que estos días no habrá que hacer encaje de bolillos para evitar al «novio», puesto que regresó en el Ave de las siete. Claro que eso fue antes de que se retrasara la operación. Ahora todo cambia.