Rania de Jordania, mecenas del mundo del diseño

Ni que decir tiene que, en muchos casos, los mundos del diseño y la moda globales, se han familiarizado con Jordania a través de su reina, una mujer que no duda en participar en foros internacionales y diversos proyectos humanitarios de índole internacional. Pero la mejor embajadora de su país es también a menudo criticada localmente por sus gastos en estética, peluquería y -sobre todo- por poseer un guardarropa que quita el hipo a la mayor parte de las reinas del mundo. La reina Rania no se preocupa por repetir atuendo -como hace a menudo Doña Letizia -, elige las mejores y más costosas marcas y no duda en llevar un modelo salido directamente de las últimas pasarelas de París o Milán.

Prada, Gucci y Vuitton forman parte de su guardarropa, ya que durante años, la reina jordana ha confiado en estas casas para vestirse. Colecciona zapatos transgresores de más de 800 euros . Y los jordanos se preguntan si dona, revende, regala o devuelve algunas de las piezas. En realidad, las debe regalar, aunque no extrañaría que algunas tiendas online de segunda mano de alto nivel contasen con prendas y accesorios suyos, vendidos por alguna subalterna.

La semana del diseño de la capital jordana, que tiene lugar del 1 al 9 de septiembre, congrega a los mejores diseñadores y decoradores jordanos del momento. Rania, que evidentemente puede elegir vestidos de todos los modistos locales, escogió -como hace a menudo- una marca extranjera, Valentino en este caso. Hay que recordar, no obstante, que la enseña creada por el genial Valentino Garavani es ahora propiedad del grupo árabe Mayhoola, por lo que al fin y al cabo, la reina jordana estaría apoyando a una empresa de capital árabe. El vestido elegido para la inauguración era de color rosa, con mangas largas y escote ilusión con cuello de cisne. Sus zapatos, unas merceditas burdeos de tacón muy alto.

La esposa del Rey Abdalá II de Jordania , apoya cada año a este evento de moda, mobiliario, decoración, arquitectura, diseño industrial y diseño digital, que tiene lugar en jardines, centros comerciales y galerías de arte de Ammán. Consciente de los pocos recursos de su país, Rania trata de impulsar con su propia imagen el turismo, la moda y el arte jordanos.

Rania, que el día de la inauguración cumplía 46 años, quizás podría haber llevado alguna marca jordana con necesidad de promoción. Pero probablemente en ese caso, si la elegante reina hachemita hubiese lucido un vestido del jordano Laith Maalouf o del libanés Rabih Kayrouz, la prensa internacional no habría hecho tanto «ruido mediático» sobre el certamen. Lo que es cierto es que ya sea visitando a refugiados sirios en la isla griega de Lesbos, asistiendo a un foro mundial sobre la mujer o exportando la creatividad de su país, la reina Rania tiene siempre a la prensa internacional a su merced.