Rania de Jordania, luces y sombras de una reina «perfecta» que cumple 50 años
La esposa de Abdalá II busca un complejo equilibrio para que su pasión por el lujo, la moda y el bisturí no reste contundencia a su labor social y servicio al pueblo jordano
Retrato oficial de Rania Jordania difundido por su 50 años
Su elegancia es reverenciada en Occidente, pero incomprendida entre sus paisanos , que nunca acabarán de digerir su querencia desmedida por el lujo. Lleva años luchando por aligerar esa aura de frivolidad que amenaza con eclipsar sus palabras para subrayar que su compromiso es ... servir al pueblo jordano. Por eso, cuando le preguntan por el papel de la monarquía, acostumbra a contestar que poco tiene que ver «con coronas, carrozas y castillos». Otra cosa es que logre desligarla de ese boato y artificio cuando es capaz de cambiar de look tres veces en cinco horas, como ocurrió durante una visita a España en noviembre de 2015.
Rania de Jordania, quien el próximo lunes cumplirá 50 años , es una reina llena de contradicciones, símbolo en el mundo árabe del feminismo y la modernidad. Reina por casualidad de un país cercado por la guerra, frontera con Siria, Irak, Israel y los territorios palestinos. Ella conoce bien los estragos de las bombas y lo que conlleva la vida de un refugiado.
Rania al Yassin nació en Kuwait en 1970, hija de un médico originario de Tulkarem, en el norte de Cisjordania bajo ocupación israelí, y un ama de casa. Su familia tuvo que huir durante la primera guerra del Golfo, en 1991, y se establecieron en Amán, ciudad a la que regresó tras estudiar Ciencias Empresariales en la Universidad Americana de El Cairo. Trabajó en el departamento de márketing en Citibank y, más tarde, en Apple.
Su destino cambió tras conocer al entonces Príncipe Abdalá, a través de una de sus hermanas, en enero de 1993 . El flechazo fue instantáneo y cinco meses después se dieron el «sí, quiero». En aquella época, todo estaba diespuesto para que el tío de Abdalá, Hassan bin Talal, heredase el trono. Pero en 1999 el Rey Hussein, en su lecho de muerte, acusó a su hermano de conspirar con el ejército. Nombró heredero a Abdalá cambiando los designios del reino hachemita.
Con 28 años, sin esperarlo y sin haberse nunca preparado para ello, Rania se convirtió en la reina más joven del mundo de ese momento. « Desde el primer momento, fue un desafío tras otro. Tuvimos que enfrentarnos al 11-S; a la guerra de Irak y a la llegada de los refugiados provocada por esta; a las dos intifadas en Gaza; a las guerras de Líbano y Siria, con la llegada de más refugiados... Verdaderamente ha sido un gran desafío», declaró en una entrevista publicada en «Mujer Hoy».
Los Reyes Rania y Abdulá de Jordania, con sus cuatro hijos
Reina en Amán y también en las redes sociales, atesora 6,1 millones de seguidores en Instagram, donde se define como «madre y mujer con un trabajo muy guay» . Madre de cuatro hijos – el heredero Hussein (26 años), Iman, Salma y Hashem – y con una agenda propia de compromisos copada fundamentalmente por actividades relacionadas con los derechos de la mujer y los niños, la educación a los jóvenes y apoyo a numerosas organizaciones benéficas.
También se recuerdan contundentes discursos, con los que se erigió como mucho más que una consorte o una primera dama en segundo plano. En 2014, en Abu Dhabi durante un encuentro tecnológico, se agarró al atril para cargar contra el Estado Islámico –«mi Islam no es así»– y en septiembre de 2018, en un acto en la ONU de Nueva York, alzó su voz para llamar al empoderamiento de la mujer –«trabajar dos veces para obtener la mitad del reconocimiento»–. Unas palabras que por fin lograron concitar la atención de la prensa extranjera y no del papel cuché.
Veintiún años de reinado, en los que, al igual que a otras reinas de Europa, se le ha escrutado cada paso y aparición para juzgar no solo su atuendo, sino también su lucha para permanecer eternamente joven. Rania de Jordania vive una metamorfosis constante, alimentada por debilidad por el bótox, los hilos tensores o tratamientos incluso más invasivos como la rinoplastia. Ya desde su juventud ahorraba para poder pagarse ella misma las operaciones de estética.
A punto de cumplir el medio siglo, con sus luces y sus sombras, Rania continúa siendo una reina que despierta la atención de medio mundo.