Pier Silvio Berlusconi, el heredero quiere cumplir el sueño del padre

El magnate, con un patrimonio de 5.300 millones de euros, según «Forbes», jamás ha ahorrado muestras de orgullo hacia su heredero. «Me has sustituido al mando de la televisión como ningún otro hubiera sido capaz: te has ganado el respeto de todos, siempre has tomado las decisiones apropiadas en los momentos difíciles. Soy un padre muy orgulloso de tener un hijo como tú. Tu papá. 28 de abril de 2019». Estas líneas forman parte de una larga carta de cinco folios de amor paterno-filial que el ex primer ministro italiano escribió a Pier Silvio, el segundo de sus cinco vástagos, por su 50 cumpleaños.

Es bien conocida la estrecha relación entre uno y otro. Ambos tienen la misma voz, idénticos gestos e igual sonrisa. Sin embargo, y al contrario que el padre -de exuberante personalidad, visionario e innovador como empresario, divertido y ocurrente-, el hijo es reservado. Es la discreción personificada, característica heredada de su madre, Carla Elvira Lucia Dall’Oglio, la elegante y discreta primera esposa del Cavaliere y madre también de la primogénita del clan: Marina, presidenta del holding Fininvest y el grupo Mondadori. En 1976, Carla se llevó a Marina y a Pier Silvio a España, al recibir presuntas amenazas de la mafia.

La historia sentimental de Pier Silvio nada tiene que ver con la muy ajetreada vida amorosa de su progenitor, quien ha pasado por dos divorcios y ha reconocido numerosas novias y amantes. Su conquista más reciente es Marta Fascina (30), diputada de su partido Forza Italia. Pier Silvio, por su parte, ha dado tres nietos a Silvio: Lucrecia (30), fruto de una relación con la modelo Emanuela Mussida; y Lorenzo (10) y Sofía (5), de su compañera Silvia Toffanin (41), modelo y presentadora en uno de sus canales.

Con un físico escultural, labrado con muchas horas de gimnasio, el jefe en Mediaset desde hace dos décadas acapara titulares al manifestar su intención de relanzar el proyecto estratégico del grupo para crear esa televisión comercial que abarque todo el continente, con un socio lo suficientemente sólido y dispuesto a plantar cara a los gigantes estadounidenses que forman la competencia. «Queremos construir el polo paneuropeo de la televisión gratuita. Y estoy orgulloso de que una empresa italiana lo haga. Necesitamos un grupo de tamaño suficiente para competir. Si uno actúa solo, nunca lo conseguirá», ha dicho al diario «Corriere della Sera».

Tiene, eso sí, un poderoso rival en el coloso francés Vivendi, que preside el empresario Vincent Bollorè, segundo accionista de Mediaset, con el 29 % del accionariado del grupo italiano. El conflicto entre Berlusconi y Bolloré lleva años librándose en los tribunales. El claro objetivo de Bolloré es hacerse con Mediaset mediante una opa hostil. Y en auxilio de Pier Silvio ha salido el Parlamento italiano con una norma para salvar la italianità del imperio de Berlusconi, norma que ha sido recurrida incluso en Bruselas por Bolloré. «Il Cavaliere» ha sabido siempre jugar muy bien sus cartas, políticas y empresariales. La prueba está en que gobiernos de izquierda y derecha siempre han defendido Fininvest y Mediaset, por considerarlos de interés nacional.

Pier Silvio es optimista: Mediaset gana audiencia, en los dos últimos meses ha tenido un incremento del 6-7% en publicidad en relación al pasado año y, más allá de Italia, parece ser que ya hay quien está dispuesto a «ayudarle» a cumplir la vieja ambición de los Berlusconi .