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Marqués de Llanzol, la discreción frente al escándalo

A los 45 años de su muerte, recordamos el papel de Francisco Díez de Rivera, el marido de Sonsoles de Icaza

ABC
Angie Calero

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«Cuánto vas a sufrir, Carmencita», le dijo Francisco de Paula Díez de Rivera y Casares , el marqués de Llanzol, a su hija días antes del 28 de diciembre de 1959. Paradójicamente, aquel día Carmen Díez de Rivera (1942-1999) perdió la inocencia. «Algo se me rompió por dentro», apuntaría en sus diarios. «El día de la tragedia» Carmen tenía 17 años y se acababa de enterar de que Ramón Serrano-Suñer Polo , « Rolo », el amor de su vida e hijo de Ramón Serrano-Suñer y Zita Polo , era en realidad su hermanastro y ambos se vieron obligados a anular su compromiso.

Mucho se ha hablado del affaire de Sonsoles de Icaza y León, la marquesa de Llanzol, y el cuñado de Franco desde que se estrenase la serie de cuatro capítulos «Lo que escondían sus ojos» . Sin embargo, nadie ha reparado en la figura del marqués, que sabiendo que su hija menor era fruto de una infidelidad, no solo le dio sus apellidos, si no que la quiso como si fuera suya. Aprovechando que hoy se cumplen 45 años de su muerte , ABC se ha puesto en contacto con varios miembros de la familia Díez de Rivera para hablar sobre el marqués. «La familia no está de acuerdo ni con el libro ni con la serie. Están muy dolidos con el tratamiento que siempre se le ha dado a este tema. Son muy tradicionales y no asumen lo que pasó », cuenta una fuente cercana a la familia. La mayoría coincide en que era « un señor estupendo y entrañable . Entre él y Carmen existía algo muy especial. Se adoraban mutuamente».

Francisco de Paula Díez de Rivera y Casares (Santander, 1890-Madrid, 1972) fue coronel de Caballería , el último capitán de la escolta de Alfonso XIII y, más tarde, consejero del Banco de España. Tenía 46 años cuando se casó con Sonsoles de Icaza , que tenía 22 , en la madrileña iglesia de la Concepción. Actuó como padrino del enlace el hermano del novio Ramón Díez de Rivera y Casares , marqués de Huétor de Santillán, que estaba casado con Pura Huétor . « La nueva marquesita de Llanzol » -como apuntó ABC en la crónica de su boda-, era una mujer elegante y sofisticada. Una adelantada a su tiempo que consideraba que las mujeres debían saber idiomas y estudiar para ser completas. Ella venía de una familia de intelectuales y disfrutaba de las fiestas de la aristocracia . A él, sin embargo, le aburrían esas cenas, prefería quedarse en casa disfrutando de sus hijos y una buena lectura.

Como militar, batalló en la guerra de Marruecos y, al comenzar la guerra civil, el marqués se incorporó al bando nacional para hacer la campaña del norte en el Ebro . Fue en el frente donde contrajo la enfermedad del tifus , de la que tardó mucho tiempo en curarse. La posición del marqués en su propia familia después de la guerra no fue fácil: su mujer mantuvo una relación extra matrimonial con Serrano-Suñer que duró más de 20 años ; Llanzol era fiel al Rey y seguía en contacto con él durante su exilio, mientras su hermano Ramón era el jefe de la Casa Civil de Franco. Además, tenía un «topo» en su propia casa : la situación marital de los marqueses inquietaba tanto a Carmen Polo de Franco -que siempre quiso proteger a su hermana-, que su íntima amiga Pura Huétor tomaba el té todas las semanas en El Pardo y le ponía al corriente de todo lo que acontecía en la residencia de los Llanzol. De hecho, por ella se enteró Carmen Polo en 1942 de que el cuarto hijo que esperaba la marquesa (que ya tenía a Sonsoles , Francisco y Antonio) era de Serrano-Suñer. Años después, la propia Carmen Díez de Rivera admitió estar completamente segura de que la «caída» de su padre biológico se debió a su nacimiento.

Amor-odio

Carmen heredó la elegancia y porte de su madre, la pasión por la política de su «padre Serrano» -como ella le llamaba-, sus inconfundibles ojos azules y la tranquilidad que le producía estar cerca del mar. Del marqués, su bondad y falta de rencor. Con su madre siempre mantuvo una relación de amor-odio, pero para su «padre Llanzol» siempre tuvo palabras de agradecimiento . Cuando Carmen supo la verdad, pasó una temporada en París y Suiza haciendo curas de sueño, ingresó en el Convento de Arenas de San Pedro y estuvo tres años de misiones en Costa de Marfil. Cuando volvió a Madrid, su madre la echó de casa y ella se volcó en la política, llegando a ser la mano derecha de Adolfo Suárez . Francisco Umbral la llamó « la musa de la Transición », fue la primera mujer en ocupar un puesto relevante en el primer gobierno de la Democracia. Al poco tiempo de comenzar su andadura política, el marqués falleció y ella perdió a quien fue su referente de amor y generosidad.

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