Luis Gasset, un «gentleman» con los paparazzi en los talones

Para ella, el confinamiento en su finca de las afueras de Madrid ha sido romántico. Y Luis Gasset ha vuelto a nacer porque permaneció varias semanas en la UCI por culpa del coronavirus. Quizás eso le ha hecho ver la vida de otra manera y por eso ahora no quieren perder ni un minuto.

El flechazo surgió en una cena en La Parra, uno de los restaurantes favoritos de Gasset, a principios de marzo con celestina de por medio, como en los clásicos. Luego se tuvieron que conformar con una relación online. La incipiente pareja hizo una versión propia de la novela «Contra el viento del mar», de Daniel Glattauer . Pero han avanzado capítulos y ahora pasan todo el tiempo que sus obligaciones les permite juntos.

Luis ya es uno más en la gran familia del arcoíris . Su cercanía ha jugado a favor. A los cinco minutos de hablar con él es como si le conocieras de toda la vida. Tiene hasta la sonrisa perfecta y responde al cliché de madurito guapo e interesante. Lo mismo desayuna con diamantes que pasea a los perros de la diseñadora en plena noche. Se ha codeado siempre, por su profesión , con el lujo y las altas esferas , así que no le asusta. En un día se ha acostumbrado a que le persigan los fotógrafos. El primero le agobió hasta el punto de subirse a un taxi con el casco de la moto puesta. Y es que iba a cogerla, pero al final se asustó y optó por el transporte público para evitar persecuciones.

Pero parece que le han dado tregua y aunque no rechaza la fama prefiere mantener un discreto segundo plano. Acabará hablando con los medios de forma natural, porque ya lo ha hecho antes, pero para hablar de su trabajo como director general de la casa de subastas Ansorena. Viudo desde hace cuatro años, tiene dos hijas de 18 y 20 años, que ya conocen a la diseñadora. Ella está ilusionada y parece haber encontrado una pareja con la que compartir gustos. Con Luis podrá viajar, ir a la ópera o a disfrutar de la finca. Algo que con Luismi no pudo, aunque lo intentó y han quedado como amigos.

Este verano les veremos juntos en Costa de los Pinos en Mallorca. Allí Gasset conocerá uno de los refugios favoritos de la diseñadora. Y aunque ahora le salgan muchas amigas de la chistera, incluso para tomar el sol, no tienen nada que hacer porque Gasset ya está «agathizado».