El linaje de las casi olvidadas

De modo que ya teníamos casi olvidadas a Charo López , Assumpta Serna , Ágata Lys , Vicky Larraz o Fedra Lorente . Todas han sido grandiosas en lo suyo, pero viven un retiro, voluntario, o no tanto.

Y hemos citado deprisa, y espigando mujeres altas de géneros diversos. Las citadas darían un juego en esas secciones socorridas e inevitables que se abren bajo el título «Qué fue de», una oda periodística a la apoteosis del pasado.

Pero estas mujeres están ahí, con mucho monumento biográfico o personal, sólo que les perdimos la pista. Así, también Salomé , o Marisol , o Nadiuska , o Cristina Piaget . Y hay más: Natalia Estrada , Miriam Díaz Aroca , las Azúcar Moreno .

Assumpta Serna lleva décadas sin hacer cine en España. Trabajó en «Falcon Crest», y con Almodóvar . Trabajó con Bigas Luna , y con Pedro Olea . Y desapareció. Anda por ahí, en el extranjero, sin dimitir de lo suyo.

Ágata Lys fue una tentación del «Un, dos, tres», que es donde la conocimos. Hizo luego una temporada de cine del destape, que es lo que tocaba, y después brilló en el buen cine nacional, empezando o acabando por las películas «Los santos inocentes» o «Taxi», de Mario Camus y Carlos Saura , respectivamente. Fue una guapaza distinta, que finalmente se retiró a la Costa del Sol como Margarita García San Segundo, que es lo que pone en su deneí. Vicky Larraz fue musa de una época musical, desabrochada y vacilona, la chica primera del grupo Olé Olé. La teníamos olvidada, o casi, hasta que reapareció en un concurso de la tele.

Fedra Lorente fue «La Bombi», algo así como una vecina vicetiple, tan maciza como ingenua, que inventó Chicho Ibáñez , en el «Un, dos, tres». Pero Fedra venía del teatro. La tentaron mucho con el destape, pero no se embelesó. La tentaron luego con la telerrosa, y tampoco se embelesó. Fedra era mucha Fedra. Y lo es.

Charo López ha sido una Ava Gardner de Salamanca, por titularla rápido. Se aupó en la serie «Los gozos y las sombras», y caminó enseguida, tan directa, a un triunfo bifurcado: el cine, y el teatro. Uno la recuerda grandiosa, soberbia, incalculable. Más o menos como a Cristina Piaget, sólo que Piaget fue otra cosa. Es. Estuvo en la copa suprema de las modelos, zona internacional, allá por los noventa, acuñando un estilo de lentitud en la esbeltez , que es como decir un estilo de elegancia, porque la lentitud es una rara distinción. Desapareció con esa cosa de dorada chica evanescente que siempre tuvo.

El olvido no es el fracaso, sino acaso lo contrario. Salvo en el caso de Nadiuska , ahora anda olvidada, incluso de sí misma, en algún centro de cuidados clínicos para quienes dimitieron de la vida.