Jennifer Robinson, la rica y soltera abogada de Assange

Amiga de Amal Clooney , quien estuvo también en el equipo de abogados de Assange, esta especialista en derechos humanos de origen australiano, como su cliente, fue fichada hace más de cuatro años por la prestigiosa firma Doughty Street Chambers, con sede en Londres, donde se le considera una de sus mentes más brillantes. De ahí que sea la elegida por famosos y políticos para que los represente, a sabiendas de que el éxito está casi asegurado, como ha demostrado la última resolución sobre el periodista, de 49 años. Su caché no se conoce con exactitud, pero sobra decir que no es precisamente barato: según la web de su bufete, cobra mínimo 600 euros la hora. La firma asegura que « ha asesorado a clientes individuales y estatales en derecho internacional, ha comparecido en la Corte Internacional de Justicia y ha brindado pruebas periciales en la ONU y en el Parlamento», y destaca que «tiene un enfoque particular en la libertad de expresión y las libertades civiles, asesorando a las organizaciones de medios, periodistas y denunciantes sobre todos los aspectos de la ley de medios, incluida la difamación, la privacidad, el desprecio, la libertad de información, la seguridad nacional y las restricciones de información». De ahí que sea uno de los pesos pesados dentro de la defensa de Assange. También es miembro del consejo asesor del Centro Europeo de Derechos Constitucionales y Humanos.

Hija de una maestra y un entrenador de caballos, creció en un pequeño pueblo llamado Berry, en la costa de Nueva Gales del Sur, a unos 145 kilómetros de Sydney. Graduada en derecho y estudios asiáticos en la Universidad Nacional de Australia, habla indonesio con fluidez y en el año 2011 dio una entrevista al «Daily Mail» sobre su vida privada en la que se describió a sí misma como «apasionada» e «infinitamente curiosa». «Mis amigos probablemente agregarían que soy la eterna optimista o un poco loca», aseguró entonces. Y bromeó con que en su refrigerador no tiene «nada más que unas pocas botellas de champán, y tal vez un trozo de queso mohoso». Las livianas declaraciones de aquel momento, cuando también reveló que es fan de Kylie Minogue , contrastan con la imagen dura y profesional que transmite en todas sus declaraciones públicas, así como en sus juicios.

Tiene casi 40.000 seguidores en su cuenta de Twitter, donde suele postear información sobre las causas que defiende. Aclara, eso sí, que sus opiniones son personales. Muchas de ellas son ataques directos al partido Conservador. Soltera y sin hijos , poco se sabe de su vida privada, aunque ya protagonizó un escándalo -pese a ser tan celosa de su privacidad- después de que fuera publicada por los tabloides una foto en la que aparece en la terraza de un hotel de la capital británica besándose con Seumas Milne , un periodista casado y con dos hijos que formó parte del equipo del ex líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn .