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Jane Fraser, taconazo en Wall Street

La escocesa, hasta ahora responsable global de banca minoritaria, es la primera mujer en dirigir un gran banco de EE.UU.

Jane Fraser, el pasado mes de julio, en Madrid Ernesto Agudo
Javier Ansorena

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Los mandamases de los siete mayores bancos de EE.UU. acudieron en abril del año pasado a una comparecencia en el Congreso de EE.UU. Un legislador pidió al grupo de banqueros, una hilera indistinguible de hombres blancos de mediana edad en traje y corbata, que levantaran la mano si creían que su sucesor sería una mujer. Ninguna extremidad abandonó su sitio. Al menos uno de ellos se equivocó en el pronóstico: Michael Corbat , el consejero delegado de Citigroup, será relevado el próximo febrero por una mujer.

Jane Fraser , hasta ahora responsable global de banca minoritaria, será la primera mujer en estar al frente de un gran banco de Wall Street . La industria financiera, donde las credenciales de ascenso se forjan con décadas de jornadas interminables y entrega total al trabajo, es todavía en gran parte un «boys club», un club para hombres. Entidades como JPMorgan, Goldman Sachs, Wells Fargo o Bank of America han buscado sacudir sus estructuras para promover más mujeres en puestos directivos, facilitar la conciliación con la vida familiar y cerrar la brecha salarial entre géneros. Pero todavía ninguno había dado el paso de colocar a una mujer en la cima ejecutiva. No es una situación exclusiva de la banca: de las 500 grandes empresas que conforman el índice Standard & Poor’s 500, solo hay 31 mujeres como consejeras delegadas.

Citigroup, desde luego, no había sido un ejemplo. El año pasado, publicó las diferencias salariales por género, que no le dejaban en buen lugar: por cada dólar que ganaba un hombre en el banco, una mujer ganaba 79 céntimos. La unción de Fraser como consejera delegada es una muestra del proceso de cambio que ha impulsado Citibank, que hace ocho años solo tenía tres mujeres entre los 16 miembros de su consejo de administración y que cuando Fraser tome posesión de su cargo serán ocho.

Fraser, de 53 años, ha tocado todas las teclas que se necesitan para llegar a puestos de responsabilidad: Goldman Sachs, MBA en Harvard, «partner» en la consultora McKinsey y 16 años en Citigroup, cada vez con mayor responsabilidad. También, sin embargo, tomó decisiones que de forma habitual apartan o ralentizan a las mujeres de la ruta hacia las altas esferas: formó una familia.

Alberto Piedra, su marido

«Ser madre y tener una carrera es lo más duro que me ha tocado hacer», reconoció en una ocasión sobre cómo compaginó esos dos mundos. Le tocó vivir «exhausta» y con culpabilidad por atender menos de los suyos, pero hizo malabarismos «renunciando a cosas, tanto personales como profesionales». Por ejemplo, a pesar de que su carrera ascendía en McKinsey, trabajó a tiempo parcial para atender a su primer hijo.

Fraser es escocesa, pero ha recorrido el mundo. También pasó por España, donde trabajó dos años en la firma Asesores Bursátiles, tras pasar un tiempo en Goldman Sachs en Londres. Fue al inicio de su carrera, era veinteañera y quería una experiencia internacional. Dudaba entre Alemania y España. Se fue a Madrid, simplemente, porque era más «interesante».

Recaló en EE.UU. a través de Harvard y ya no dejó la América corporativa. Tras dejar McKinsey, su carrera se aceleró en banca. De gestionar clientes banca privada en Londres para Goldman Sachs pasó a supervisar el negocio hipotecario de Citi en su sede, en San Luis (Misuri), en la América profunda. «Tiré los trajes de Chanel para ponerme vaqueros y gorra de los Cardinals», recordaba en referencia al equipo de béisbol de la ciudad. Pronto recuperó el taconazo, para dirigir y dar la vuelta al negocio de Citi en Hispanoamérica. Su dominio del español fue decisivo. También lo puede hablar con su marido, Alberto Piedra , estadounidense de origen cubano. Pero Piedra, un ejecutivo de banca con experiencia en EE.UU. y Europa, fue instrumental en su éxito más allá de practicar la lengua de Cervantes. En 2009, ante el ascenso imparable de su mujer, se retiró de su puesto en Dresner Kleinwort para ayudar a Fraser, dentro y fuera de la familia. La posibilidad de ser madre y pionera en la banca se debe en parte a ese apoyo: «Estoy bendecida por tener a una pareja que comparte plenamente la responsabilidad familiar».

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