La herencia de Rocío Dúrcal

Hasta la fecha Antonio Morales, Júnior, siempre había negado que sus problemas con sus dos hijos mayores fueran por la herencia de Rocío Dúrcal. Que le tuvieran «abandonaíto», como él mismo me reconoció la pasada Navidad y como se ha comprobado con los hechos, se debía más a la alergia que ahora le daban a sus dos mayores, Antonio y Carmen, los focos de los medios de comunicación y el rechazo que habían mostrado a que su padre escribiera sus memorias o diera una exclusiva en su casa a los pocos días de fallecer su madre. Pero ayer la revista «Hola» anunció la demanda que ya le han puesto sus hijos (salvo Shaila) por el reparto de la herencia. Según esa información, han visto que el legado de su madre cuenta con más bienes de los que aparecen en el testamento que realizó en 1992 y de ahí que lleven a su padre ante la Justicia para reclamarle lo que consideran suyo, con la curiosidad de que es el primo hermano de la Princesa de Asturias, David Rocasolano, su abogado.

Ayer, Júnior no contestó a las llamadas. Tal vez tenga una exclusiva pactada. Su silencio no hace que olvide las respuestas que me dio en una entrevista en Mujer Hoy Corazón el pasado 13 de diciembre. «Las joyas son para ellas (las dos hijas). Se las ofrecí, pero me dijeron que las guardara yo. El resto de bienes está en manos de los abogados, ya que hay que hacer unos lotes equitativos, puesto que, en lugar de tener propiedades compartidas, cada uno quiere coger lo suyo». Sobre las propiedades aseguró que, aparte de la casa de Torrelodones, tienen «un piso en México, algún terreno y un chalé en San Pedro de Alcántara, que mis hijos quieren vender para pagar sus gastos. A mí no me importa». Eso sí, sobre la posibilidad de que venda la finca donde vive en Torrelodones fue tajante. «No. Además es mía, salvo una pequeña participación de ellos. Y mira, menos mal que tengo algo, puesto que ellos tienen sus casas (que les compró su madre) sin que me corresponda nada a mí». Como se ve, ya estaban con abogados y con muchos flecos pendientes por aclarar.