Harvey Weinstein decide callar y queda a merced del jurado

Los alegatos finales comenzaron ayer después de que en la víspera hubiera tensión y rumores sobre una posible comparecencia de Weinstein. Se reunió durante media hora con sus abogados, lo que disparó las especulaciones sobre su aparición como testigo para defender su versión de los hechos: las acusaciones de violación y abuso sexual son falsas, y las relaciones que tuvo con las dos mujeres que le acusan fueron siempre consensuada.

Quizá la maniobra para aparentar que Weinstein quería testificar era un simple truco de su defensa, para dar la sensación de que el productor confía en su inocencia. La realidad va por otro lado: es obvio que subir al estrado es perjudicial para los intereses de Weinstein, que hubiera sido sometido a un interrogatorio despiadado por parte de los fiscales, con muchos riesgos de caer en incoherencias y contradicciones, y ayudarles a pintar el retrato que busca la acusación. Es habitual que los acusados en casos famosos de crímenes sexuales opten por no testificar: ocurrió, por ejemplo, en el de Bill Cosby , que decidió no hacerlo en el juicio que le declaró culpable

Tras la reunión, Weinstein decidió que no testificaría. «Quería hacerlo», dijo a los periodistas a la salida del juicio. Uno de sus abogados, Arthur Aidala , aseguró después que el productor estaba «listo, capaz y en realidad bastante ansioso por testificar y limpiar su nombre». En una argumentación de malabar explicó que finalmente no lo hizo porque los fiscales «fracasaron de forma miserable» a la hora de probar la acusación.

La jornada acabó con una pelea entre abogados y fiscales sobre parte del alegato que hoy pretende hacer la acusación ante los jurados: que el aspecto físico de Weinstein ha cambiado de forma notable desde los hechos que se juzgan hasta el día de hoy. Weinstein acude todos los días al juzgado y camina con dificultad, muchas veces ayudado por un andador. Los fiscales creen que lo hace para enternecer al jurado , mientras que la defensa exigió que no se tomara ventaja de los problemas físicos de Weinstein (aseguran que camina así por una reciente operación de espalda). El juez, James Burke , tomó una decisión salomónica: hoy se podrá mencionar el aspecto físico de Weinstein, pero no su andador.

Los jurados volverán a escuchar hoy las posiciones de la fiscalía, como ya hicieron ayer con la defensa, y después de semanas de comparecencias de testigos -la mayoría por parte de la acusación- y de pruebas. A partir del martes, se reunirán para deliberar a puerta cerrada y decidir sobre si es o no culpable .

Las doce personas que tendrán en su mano el futuro de Weinstein fueron elegidas después de un proceso arduo, e incluyen gente de todo tipo, pero con un perfil marcado neoyorquino: hay un banquero y una novelista, un hombre de negocios del Upper East Side y un guarda de seguridad de Harlem, una contable fiscal y un fundador de una start-up. Siete hombres y cinco mujeres que deberán decidir por unanimidad un veredicto que podría dar con los huesos de Weinstein en la cárcel para el resto de su vida.