La guerra soterrada entre la Familia Real de Luxemburgo y su primer ministro

Luxemburgo se encuentra en un proceso de transformaciones desde que Bettel llegó al poder en 2013 y puso fin a dos décadas de hegemonía democristiana. El año pasado se empezó a hablar de renovación de la monarquía, encarnada por el Gran Duque Enrique , de 61 años. En el fondo de la polémica figura la nueva política de personal de la Casa Gran Ducal que a decir de los comentarios que han salido a la luz se habría convertido en un «carrusel vertiginoso» como lo describe el «Den Neie Freierkrop» a causa de los continuos despidos de cargos de primera línea. Según la revista satírica, el 8 de junio se celebró una reunión entre el Gran Duque Enrique y miembros del gobierno, incluidos el primer ministro Xavier Bettel, el viceprimer ministro, el socialista Etienne Schneider y el Ministro de Justicia Felix Braz. Aunque el Gobierno afirma oficialmente que no tiene intención de interferir en la elección del personal que trabaja directamente en la institución, lo cierto es que no ha visto con buenos ojos un exceso de predilección por personas de nacionalidad francesa , que a su vez forman parte de un determinado círculo de amistades, lo que podría ser interpretado como la creación de una especie de círculo de infiltrados en la jefatura del Estado.

El Gobierno no desmiente que mantenga reuniones con el Gran Duquem pero insiste en que se trata de contactos institucionales ordinarios. «No hubo ninguna reunión de crisis debido a problemas en la Corte Gran Ducal» , dijo el Ministro de Justicia Felix Braz el sábado en la televisión RTL. «El primer ministro Xavier Bettel tiene casi todas las semanas una reunión con el jefe de Estado para discutir diversos temas».

Sin embargo, esos desmentidos no han logrado acallar los rumores sobre las malas relaciones entre el Gobierno y la Corte , alimentados además por los despidos y dimisiones de algunos de los miembros más relevantes del equipo de los grandes duques. La última dimisión ha sido la del portavoz oficial de la Casa Gran Ducal, Oswald Schröder, después de poco más de un mes en el cargo.

El gesto de la Gran Duquesa María Teresa de anunciar inesperadamente que no asistiría a una cena de Estado con el presidente rumano Klaus Iohannis «por motivos familiares» y en lugar de ello ausentarse del país para viajar a Suiza ha sido otro de los episodios más escandalosos. Según las versiones de prensa, su enfado se debió a que el Gobierno se negó a condecorar a Chantal Selva, una profesora francesa contratada para dirigir el proceso de renovación de la Casa Gran Ducal. Más aún, durante ese viaje a Suiza, el Gobierno rescindió el contrato de Selva alegando que había ocultado una cuestión judicial pendiente en Francia , por un asunto menor.

Es difícil saber hasta qué punto son ciertas las denuncias de que el ambiente de trabajo entre el personal que rodea a los Grandes Duques se ha vuelto «irrespirable» como dicen algunos medios. Pero lo cierto es que este día 23 se celebra la fiesta nacional y como todos los años tendrá lugar un Te Deum en la catedral en honor al Gran Duque. Lo sintomático es que este año en las páginas que preparan la ceremonia, el diario más importante del país, el Luxemburguer Wort, ya aparece en lugar preferente la imagen del heredero, el Gran Duque Guillermo y su esposa la aristócrata belga Estefanía de Lannoy.