Hazte premium Hazte premium

Guerra de herederas por más de 100 millones y un cuadro de Gauguin

Llevan enfrentadas desde 2011, cuando Christiana denunció a su madre y a su hermana

Camilla y Carlos de Borbón y Chevron-Villette; Edy Vessel y Christiana Piovanotto Marco
Ángel Gómez Fuentes

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Parece una historia de ficción, pero es real como la vida misma, que tiene como protagonistas principales a una exactriz, Edy Vessel , viuda de un industrial italiano implicado en un grave escándalo de corrupción, y sus dos hijas: la princesa italiana Camilla de Borbón y Chevron-Villette , en guerra con su hermana Christiana por una herencia multimillonaria.

La historia parte de lejos. En los años 60, Edoarda Vesselovsky (Trieste, 1940), modelo y bailarina, se hace llamar Edy Vessel y recita en una docena de películas. Llegó a actuar con un papel secundario en «Ocho y medio», de Federico Fellini . Pronto dejó la carrera cinematográfica para casarse en 1970 con el empresario Camillo Crociani , presidente del importante grupo industrial Finmeccanica -hoy Leonardo-, especializado en el sector aeroespacial. Fruto de aquel matrimonio fueron sus dos hijas nacidas en Roma: Camilla (49 años) y Christiana (47). Camillo Crociani, que amasó una gran fortuna, fue condenado en 1979 por el Tribunal Supremo por un gran escándalo de corrupción, que causó un terremoto político y financiero, ligado al pago de sobornos por la compra de aviones Hércules C-130 de la Lockheed. Cuando llegó la sentencia, Crociani había tomado ya las de Villadiego: se fugó a México con su familia. Sin embargo, el exilio voluntario duró poco: en 1980, murió de cáncer.

Dos años después de enviudar, Edoarda, mujer de grandes ambiciones, se instaló con sus hijas en Nueva York, donde compró un lujoso apartamento a Rupert Murdoch en la Quinta Avenida. La exactriz se convirtió en empresaria y en 1987 reestructuró la gran fortuna heredada de su difunto marido constituyendo un fondo fiduciario o fideicomiso con una cantidad inicial de unos 112 millones de euros en las Bahamas, distribuido supuestamente en partes iguales para sus hijas Camilla y Christiana. Entonces, la riqueza de Edoarda fue estimada en unos 600 millones por BNP Suisse. Pero al tiempo que su fortuna comenzaba a vagar entre diversos paraísos fiscales, ella abandonó Nueva York y se instaló en Mónaco, manejando a sus dos hijas con la esperanza de que llegara un príncipe. Lo consiguió con Camilla, pero fracasó con Christiana: en 1997, contrajo matrimonio con el príncipe italiano Bante Concompagni Ludovisi . Duraron cuatro meses.

Mejor suerte tuvo con Camilla, quien en 1998 se casó con Carlos de Borbón y Chevron-Villette (Saint-Raphaël, Francia, 1963), duque de Castro y pretendiente al trono de las Dos Sicilias, título no reconocido en la república italiana, donde se abolió la monarquía en referéndum en 1946. La boda en la catedral de Montecarlo, con 600 invitados, fue de fábula, con dos días de celebraciones. El «Times» describió el enlace como «la boda de sangre azul de la década». Todo a cargo de la esposa, porque la cuenta de su prometido estaba vacía.

El matrimonio tiene dos hijas, María Carolina (17), duquesa de Calabria y Palermo (17); y María Clara (15), duquesa de Noto. La familia vive en una villa de Mónaco y es dueña de propiedades inmobiliarias en París y Saint-Tropez. Camilla, buena amiga de Alberto de Mónaco y bien relacionada con la familia Trump , es el ojo derecho de Edoarda.

Christiana, sin embargo, denunció en 2011 los tejemanejes financieros de su madre, a quien acusó de discriminarla en la herencia. Durante el largo proceso judicial que, tras una década, parece estar llegando a su fin, contó que su infancia había sido un «infierno bañada en oro» y que había sido condenada al ostracismo por una madre obsesionada en emparentar con la aristocracia .

En 2017, un tribunal de Jersey, isla de Canal de la Mancha, falló a su favor y sentenció a Edy Vessel y al banco BNP Paribas Jersey Trust Corporation Limited, ambos fideicomisarios, a reconstruir el fondo fiduciario inicial que habían vaciado, así como a dar detalles sobre el destino de la fortuna familiar, incluyendo un cuadro de Gauguin de 1893 («Hina Maruru») para restituir a Christiana la parte que le corresponde.

Hasta esta semana, ni Edy Vessel ni su hija Camilla han dado detalles sobre la pintura. Pero, la corte de Jersey ya ha advertido a Camilla: si no desvela el paradero del «Hina Maruru», valorado en más de 55 millones de euros, podría caerle una multa multimillonaria . De momento, la única respuesta al ultimatum judicial es el silencio.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación