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Ernesto de Hannover se enfrenta a la Policía y acaba en el psiquiátrico

La versión del todavía marido de Carolina de Mónaco no coincide con la ofrecida por las autoridades austriacas

Ernesto de Hannover, con visibles heridas en el brazo en la imagen difundida por «Krönen Zeitung»
Rosalía Sánchez

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A las 1:06 horas de la madrugada del martes al miércoles, Ernesto de Hannover (66 años) hizo una llamada de emergencia pidiendo ayuda. Dijo que estaba tirado en el suelo y que se encontraba muy mal. A la ubicación de la llamada acudieron con rapidez un coche patrulla de la Policía austriaca y una ambulancia. Encontraron a un hombre y una mujer en el punto señalado, pero el bisnieto del último emperador de Alemania ya no estaba allí. La búsqueda continuó hasta su hallazgo, en la casa de caza que tiene en Grünau im Almtal, una construcción de madera de dos pisos en un idílico paraje de los Alpes, en el norte de Austria. La pareja, además de informar que allí podrían encontrarlo, acompañó a la Policía hasta la casa. Y cuando Ernesto abrió la puerta, reaccionó violentamente . Salió al porche gritando y trató de echarlos a todos de su propiedad.

Haciéndose entender con dificultad, siempre según la versión de la Policía, Ernesto de Hannover acusó a la pareja de haber intentado asesinarle varias veces, la última negándole sus medicamentos. Por momentos se iba volviendo más violento, golpeó a los agentes de Policía en la cabeza con sus puños antes de volver a entrar en la cocina y salir de nuevo amenazando con un cuchillo de 30 centímetros de longitud. Fue entonces cuando uno de los agentes le propinó una patada que lo tumbó en el suelo y logró inmovilizarlo. Solo cuando se había tranquilizado, al menos en apariencia, le permitieron volver a ponerse en pie, ocasión que aprovechó para asestar otro puñetazo en la cara a un policía, antes de terminar ingresado en el departamento de Psiquiatría de la clínica de Vöcklabruck.

Sin cargos contra él

Los policías no presentaron cargos contra él y todo habría quedado ahí si no fuera porque el todavía marido de Carolina de Mónaco sintió la necesidad, una vez le dieron el alta, de relatar su versión de los hechos. Por propia iniciativa llamó al periódico «Krönen Zeitung», para explicar que «un policía me golpeó sin ningún motivo». Mostrando heridas en brazos y piernas, comentó que «creo que estaban borrachos, al menos dieron es impresión. Luego me encadenaron a una ambulancia. No me dejaron salir de allí durante cinco horas. Querían llevarme a una habitación para torturarme...».

El príncipe de Hannover asegura que llamó a emergencias porque era víctima de «un ataque de hipo» y se sentía «muy mal, les dije que se dieran prisa porque no podía respirar». «Pero en lugar de ayudarme, cuando llegaron comenzaron a golpearme porque sí», ha relatado, «me esposaron, me arrastraron y me bajaron los pantalones», sugirió oscuras intenciones. Cuando le fue dada el alta en la unidad de Pisquiatría, ya más sereno, volvió a encararse con los policías. «Encima de todo dicen que fui yo el culpable... ¡Claro está!, echarme a mí la culpa es para ellos lo más sencillo, pero soy inocente », se defiende, y amenaza con llevar a los tribunales tanto a los agentes de policía como a la clínica en la que fue atendido.

Las autoridades austríacas respetan la presunción de inocencia para ambas partes, pero quieren retirar su licencia de armas a Ernesto de Hannover, en vista de su historial. En 1998 golpeó a un fotógrafo con su paraguas y pateó a otro periodista en el Festival de Salzburgo. En 2000, orinó sobre el pabellón de Turquía en la Exposición Mundial en Hannover y en 2003 fue detenido en Francia cuando conducía a 211 Kms por hora en lugar de los 130 permitidos.

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