Los Duques de Cambridge y los de Sussex, juntos pero no revueltos en su encuentro más frío

El próximo 1 de abril se hará efectivo el acuerdo aprobado por la Reina Isabel II en el que se regula el nuevo estatus del matrimonio dentro de la Corona , pero antes de que sea oficial los Sussex han acudido esta semana a algunos actos oficiales antes de dejar de ser «royals». El lunes tuvo lugar el último de ellos, el servicio religioso de la Commonwealth en la Abadía de Westminster, donde se produjo el esperado reencuentro con los Duques de Cambridge, que ha dado mucho de qué hablar por la frialdad que se han mostrado mutuamente los dos matrimonios.

Cuando Catalina y Guillermo llegaron a sus asientos, Meghan y Harry ya estaban sentados y lo único que compartieron las cuñadas fue un frío «hola» acompañado de una leve sonrisa. Ninguno se levantó ni hubo ningún tipo de contacto físico ni apenas visual entre ellos. Solamente Eduardo de Wessex , hijo pequeño de la Reina, se levantó en señal de respeto. Además, quizá mostrando ya cuál es su sitio dentro de la Corona, los duques de Sussex se sentaron detrás de los Duques de Cambridge, al lado de los condes de Wessex.

Antes del polémico anuncio de la retirada de los Sussex la crisis de los conocidos en Reino Unido como «Los cuatro fantásticos» ya era palpable, tal y como el propio Harry confesó en el documental «Harry and Meghan: an African Journey», en el que se sinceró sobre las diferencias con su hermano en los últimos meses: «Somos hermanos, siempre lo seremos. Estamos en diferentes caminos en este momento, pero siempre estaré ahí para él y sé que él siempre estará ahí para mí. No nos vemos tanto como antes porque estamos muy ocupados, pero lo quiero mucho».

Aunque el hijo menor del Príncipe Carlos y la desaparecida Lady Di insistió entonces en el gran amor que profesa a su hermano, algo evidente desde que eran pequeños, lo cierto es que desde que comenzó su relación con la exactriz todo comenzó a enfriarse. Según los medios británicos, Harry le reprocha a Guillermo que ni él ni Catalina le pusieron las cosas demasiado fáciles a Meghan en su entrada a la Familia Real. Además, la decisión de los Duques de Sussex de abandonar la institución y vivir en Canadá también generó cierto malestar entre los Windsor.